Segundo: quiero dedicar este capítulo a Ana (no, yo misma no, otra Ana, Fireflies). Porque no sabía cómo terminar el capítulo y ella me dio una brillante idea. Ana, al final no es exactamente como dijiste, cambié el personaje :) Y también porque la adoro y siempre me cuenta sus paranoias/teorías *-*
Tercero: sé que he tardado y tal... pero es el instituto... y problemas y cosas u_u En fin, intentaré no tardar tanto en el siguiente (siempre digo lo mismo...).
—¿Seguro
que no quieres comer nada más? —insistió Guedy.
—No,
de verdad. Ya he abusado demasiado de vuestra hospitalidad —repetía
Melissa en la puerta de salida, con su bandolera colgando del hombro
y deseosa de marcharse.
Bichejo
bebía feliz en un cuenco de leche colocado en el suelo, hasta que
vio las intenciones de Melissa y corrió hacia ella. Pero la joven se
lo pensó antes de dejarle salir y miró a Guedy, suplicante.
—¿Puede
quedarse aquí? Es que con tanta gente, me da miedo que se pierda
o... le pase algo.
—Oh,
tranquila, no hay ningún problema —accedió la mujer—. Aquí
estará bien. Porque tienes razón. Al ser un beichog, mucha gente
intentaría apropiarse de él de malas maneras.
—Lo
sé.
Y
cuánto lo sabía. Cuando iba por la calle con Bichejo en brazos,
muchos se le habían quedado mirando, y Melissa odiaba ver el
destello de ambición y codicia que reflejaban sus ojos. No quería
arriesgarse. Así que, tras despedirse del pequeño animal y darle
las gracias a Guedy por millonésima vez, salió a la calle sola. Al
poner los pies en ella se dio cuenta de que no sabía adónde iba a
ir. No conocía Rihem, pues llegó deprisa y corriendo, y siempre la
habían guiado. Entonces comprendió lo absurda que era su idea.
Pasear por una ciudad desconocida, completamente sola y sin saber el
idioma que allí obligaban a hablar. Era un buen plan para un
temerario, pero no para ella. Aunque después de pensarlo unos
segundos, sonrió y se encaminó calle arriba. Escuchaba cómo
parloteaban aquel grotesco idioma. Lo asemejó a la manera de hablar
de Cinzia, su cuidadora del orfanato.
Cinzia...
apenas hacía unos días que no la veía, pero parecía que hubieran
pasado varios meses. No la echaba de menos en absoluto, es mas, era
una de las cosas que la llevaban hacia delante en aquel mundo. No
quería volver a su orfanato ni aunque pudiera. Aunque Italia...
Desechó
enseguida esos pensamientos de su cabeza. Prefería no cavilar mucho
en ello, porque sabía que acabaría angustiada por no poder volver a
su mundo natal. No quería deprimirse otra vez. Casi siempre era así:
intentaba ocultar todos los problemas e inquietudes que le rondaban,
aparentando ser indiferente con todo, hasta que explotaba en una
procesión de insultos y gruñidos. Era algo que no podía remediar
aunque quisiera. Estaba tan sujeto a su interior, que no podía
arrancarlo a no ser que la pusieran en una dura terapia.
Tan
absorta en sus cavilaciones como estaba, se chocó contra alguien que
llevaba un elegante traje negro con camisa blanca. Se sorprendió del
aroma a hierbabuena que desprendía el chico, y alzó la cabeza para
mirarlo. Sus ojos eran de un verde tan profundo que parecía que se
podía nadar en ellos, y su cabello rubio platino brillaba a la luz
del sol. Melissa quiso disculparse, pero antes de hablar, recordó
que no sabía el idioma, y adivinó que si hablaba en la lengua de
los rebeldes podría meterse en problemas. Así que lo rodeó y
se marchó casi corriendo, dejando atrás a un perplejo chico que la
miraba interrogante.
No
cruzó ni una calle cuando un grito seguido por un silbido la alarmó.
Giró la cabeza y se encontró con un par de borrachos sentados en la
mesa de la terraza de una taberna. Observaban sus ajustadas mallas
mientras se relamían los labios, algo que a Melissa la asqueó.
Gruñendo, les dio la espalda y se alejó. Creía que habían pasado
de ella, hasta que alguien le agarró el trasero. Instintivamente,
lanzó el pie hacia atrás, propinándole una patada en el estómago
al agresor. Ya tirado en el suelo, Melissa pudo ver que era uno de
esos borrachos. La gente comenzó a rodearlos, y ella se sintió de
repente el centro de todas las miradas. El hombre del suelo la señaló
y gritó algo, y enseguida, dos hombres grandes más corrieron hacia
ella. Aquella vez no le hizo falta entender el idioma para comprender
que querían apresarla. Se volvió rápidamente, se abrió paso a
codazos y corrió por un callejón cualquiera que resultó ser
horriblemente zigzagueante. Los dos hombres la seguían gritando,
pero las mallas de la joven le permitían una movilidad que había
echado de menos desde que se puso esa falda azul, a conjunto con la
capa guardada dentro su bandolera. Melissa era veloz, pero torpe. Aun
así, aquella vez la torpeza no le falló mucho, solo tropezó varias
veces y sin caerse. Como ella siempre decía: «Si tropiezas y no
caes, avanzas».
De
repente vio la salida. Aquel horrible callejón terminaba en la
arboleda que rodeaba Rihem. Maldijo en voz baja, pero no se detuvo.
Detrás tenía a dos hombres persiguiéndola, así que debía meterse
allí.
Sus
botas pisaron la hierba y comenzaron a saltar raíces. Melissa se
encontró mucho más cómoda en aquel terreno, gracias al calzado. Se
sintió aliviada, ya que tropezaba menos y avanzaba más. Pero poco
le duró la alegría, pues cuando volvió la cabeza para ver por
dónde andaban sus perseguidores, la suela de su bota dejó de pisar
el suelo y se encontró con un pequeño bancal de un poco más de un
metro. Obviamente, Melissa cayó, y de espaldas, sujetando la
bandolera para proteger su interior —la cámara de fotos más que
nada—. Rápidamente, y aunque tenía todo el cuerpo dolorido, se
arrimó a un recoveco de la tierra para ocultarse. Los hombres
pasaron por encima sin adivinar su presencia, y Melissa suspiró
aliviada. Después de pasar aquello, se sintió satisfecha con lo que
acababa de hacer. Y es que involuntariamente había realizado una
llave de karate. Era cinturón verde, pero hacía dos años que no
practicaba aquel deporte, ya que, inexplicablemente, lo habían
retirado del orfanato. Obviamente había perdido cualidades, pues el
karate era uno de esos deportes que si lo dejas, luego cuesta volver
a retomar.
Para
entretenerse, Melissa sacó de su bandolera la funda de su cámara.
La abrió y sacó el aparato. Intacto. Se sorprendió ante la dureza
y efectividad de la funda y volvió a guardarlo todo dentro. Sin
querer le cayó algo en el suelo, y al recogerlo se dio cuenta de que
se trataba de un coletero. Con una sonrisa de satisfacción, se hizo
una coleta alta, despejándose la vista por completo. Llevaba el pelo
demasiado largo, a pesar de que se lo había cortado al llegar a
Anielle. Aún recordaba aquel día, en el que se había sentido
terriblemente confusa. Se había ido acostumbrando desde entonces,
pero todavía no estaba del todo a gusto.
Esperó
unos segundos más y luego asomó la cabeza. No encontró a nadie,
así que se levantó del todo. Tras lanzar unos cuantos gemidos de
dolor y contar los rasguños que se había hecho en la caída, echó
a andar por la arboleda. Quería pasearse por ahí un rato para
relajarse y alejarse de todo un poco. Observó de nuevo los árboles
de extrañas hojas, todas ellas distintas y bellas a su manera. Cada
vez le maravillaba más aquel lugar. Siempre quedaba algo por
descubrir.
—¡Disatju
digplez!
Se
paró en seco, sorprendida. A pesar del basto acento del idioma, la
voz de aquel chico era fácil de identificar. Melissa se acercó un
tanto hacia su origen y se escondió tras unos arbustos. En efecto,
quien hablaba era Crad. Frente a él había dos guerreros de Gouverón
que parecían furiosos y señalaban al joven con la punta de sus
espadas. A Melissa se le encogió el estómago.
—Gutsacsu
moien —habló uno de los guerreros—. Sitchan moigenzo pot
sacu Gouverón.
—¡Justi
gui mon, queta mo liporte pole! —respondió Crad.
Melissa
no entendía nada de lo que decían, tan solo le había parecido oír
el nombre de Gouverón. Recordó que Crad le había insistido que no
fuera con él, y consideró la idea de irse de allí. Pero no pudo
hacerlo viendo el peligro que él corría. Comenzó a idear planes en
su cabeza, pero no encontró ninguno adecuado. Si la veía, se
enfadaría. Pero, ¿y si la cosa se ponía peliaguda? A lo mejor
sería mejor intervenir y ayudar aunque fuera solo un poco...
—Munstar
noditu setge o rebgen, gutsaque anren.
El
corazón de la joven se congeló al instante. Aquella voz había
venido de alguien que se encontraba a su espalda. Rápidamente volvió
la cabeza, y allí se encontró con otro guerrero de Gouverón. Sin
que le diera tiempo a reaccionar, este la elevó en el aire para
saltar los arbustos y colocarse frente a Crad y sus dos compañeros.
—¡Suéltame,
asqueroso! ¡Bájame, déjame! —gritaba Melissa, forcejeando e
intentando dar una patada a su agresor. En su interior sabía que no
la entendía, pero estaba tan nerviosa que no se paró a pensarlo
detenidamente.
—¿Melissa?
—se asombró Crad.
—¡Crad!
—exclamó Melissa—. Juro que no te he perseguido, yo no pretendía
ir a por ti, pero entonces...
Un
misterioso clac calló a la joven. Ella conocía ese sonido;
lo había oído en muchas películas. Y cuando algo frío le tocó la
sien, sus sospechas aumentaron.
Crad
preguntó algo, y el guerrero le respondió. Melissa no los entendió,
pero por las confusas miradas que Crad lanzaba hacia el arma, pudo
suponer que preguntaba sobre qué era aquello. Y al parecer, fue algo
tan novedoso e irreal para él que el guerrero tuvo que demostrarle
su función. Alargó el brazo, apretó el gatillo y la bala se
impactó contra el árbol más cercano al joven. Este se sobresaltó
y observó curioso el agujero que la bala había dejado en el tronco.
Melissa pudo ver el arma por primera vez. Como ella había supuesto,
era una pistola, de esas que siempre salían en las películas del
oeste.
Nuevamente,
la fría boca del arma volvía a estar pegada a su cabeza, y la
mirada de Crad estaba fija en Melissa. A esta le sorprendió la
expresión de su rostro. Había en ella tanta tristeza, tanto
resentimiento... tanto dolor. «¿Por qué? —pensó Melissa para sí
misma—. ¿Por qué me miras así, Crad?».
—Lo
siento —susurró, dudosa.
Crad
desvió los ojos al suelo y con un brusco movimiento tiró su espada
al suelo y alzó las manos, pronunciando unas palabras. Los tres
guerreros allí presentes rieron, y Melissa lo comprendió al fin,
recordando las hojas de «Se busca» que estaban repartidas por todo
Rihem.
—¡No,
Crad! ¡No lo hagas! —gritó, pero al ver que él la ignoraba, se
puso más nerviosa—. ¡Estúpido, no pases de mí! ¡No te
entregues, maldita sea!
El
guerrero que la agarraba le presionó más la cabeza con la pistola
al ver que Melissa gritaba y forcejeaba cada vez con más intensidad.
—¡HAZME
CASO, IMBÉCIL! ¡MÍRAME!
Por
primera vez, sus súplicas parecieron dar resultado. Crad la miró
fijamente, y Melissa pudo ver entonces cómo sus ojos brillaban
ligeramente.
—Cállate.
Voy a hacer lo que quiera, así que tú no te metas —le dijo, sin
emoción alguna en su voz.
La
joven se quedó observándole unos segundos. Este desvió la cabeza y
comenzó a hablar con uno de los guerreros, ignorando de nuevo a
Melissa. El hombre que la sujetaba aflojó la fuerza, pero no apartó
el arma de su cabeza. La chica no podía reaccionar. Estaba quieta en
el sitio, sin poder apartar los ojos de Crad.
No
te muevas, Melissa.
Melissa
se sobresaltó. ¿Quién le había hablado? No reconocía su voz.
Observó a los presentes uno a uno, pero ninguno más parecía
haberlo oído.
Eh,
te he dicho que no te muevas. Hazme caso. Quedate muy quieta y cuando
te diga, actúa.
Aquella
vez se sorprendió aún más. La voz sonaba dentro de su cabeza,
estaba segura.
«¿Quién
eres?» preguntó pensando, esperando que el chico telepático le
respondiera.
No
hay tiempo de presentaciones formales. Quédate quieta de una
santísima vez, jo. Confía en mí.
«Está
bien...» accedió ella.
Apenas
pasó un mísero instante, cuando algo brillante emergió de entre
los árboles y fue directo a la mano del guerrero que sostenía el
arma. Dicha arma cayó al suelo seguida de un grito de dolor, y
varias gotitas de un líquido oscuro salpicaron el rostro de Melissa.
Ahora,
le indicó la voz misteriosa.
Melissa
obedeció sin vacilar. Veloz como el viento, realizó otra muy torpe
e inexperta llave de karate y el guerrero se tiró al suelo, encogido
de dolor. Sin querer se golpeó la cabeza contra una raíz y perdió
el sentido, cosa que Melissa agradeció. Un par gritos más hicieron
que la joven se girara rápidamente, asustada. Pero al ver que los
dos guerreros de Gouverón yacían en el suelo rodeados de sangre, se
tranquilizó un tanto. Descubrió que Crad había recuperado su
espada del suelo, la cual estaba manchada.
Los
había matado él.
A
pesar de que el primer día que se conocieron, Melissa ya había
visto cómo mataba a un hombre, aquella vez le impresionó más.
Quizá por la rapidez o quizá por lo raro que estaba el chico, ya
que tenía la cabeza gacha y sus rizos le ocultaban el rostro casi
por completo.
—¿Crad?
—Te
dije que te quedaras en casa —soltó él sin moverse si quiera.
Melissa
no supo qué decir. Quería explicárselo todo, pero la tensión del
ambiente se lo impedía. Situaciones tensas. Qué poco le gustaban.
Cada vez que tenía alguna salía corriendo. Pero supo que aquella
vez no podía huir. Por primera vez en su vida, tenía que
enfrentarse a la realidad. Así que avanzó unos pasos hacia el joven
y se detuvo muy cerca de él, pero sin mirarle a la cara.
—Lo
siento mucho —repitió—. De verás que lo siento. Yo no te quería
desobedecer, solo fui a dar un paseo, y de repente un asqueroso tío
me tocó el culo y yo le di una patada. Me empezaron a perseguir y me
escondí... —Se trababa ella sola—. Y entonces fue cuando te
encontré, y no sabía que hacer porque veía que estabas en peligro
y...
Sin
previo aviso, Crad tiró su espada al suelo y se lanzó sobre
Melissa, envolviéndola en un violento abrazo. La joven se quedó
rígida, con los ojos abiertos como platos. La reacción del chico la
había sorprendido tanto que no sabía qué hacer.
—Maldita
sea, maldita sea, maldita sea... —susurraba Crad en su oído—.
Creía que volvía a...
Se
quedó callado. Melissa tuvo la tentación de pedirle que siguiera
hablando, pero no lo vio adecuado. Se quedó donde estaba, con los
brazos caídos a los costados e intentando respirar lo menos posible.
Crad la apretaba muy fuerte contra él, y Melissa se sentía cada vez
más confusa.
Oh,
vaya. Qué bonito.
Melissa
lanzó un respingo. Era la voz de su cabeza. Le seguía hablando,
seguía estando dentro de ella.
«¿Quién
eres?» preguntó de nuevo.
Uy,
qué casualidad. Debo irme. ¡Hasta otra! ¡Suerte!
Y tan
pronto como vino, se fue. Melissa lo sintió. Inexplicablemente, notó
cómo una pesada sensación salía de su interior, dejándola
increíblemente vacía, como si le hubieran sacado varios órganos.
Crad
percibió que la chica se había convulsionado ligeramente por unos
segundos. Abrió los ojos, dándose cuenta de lo que estaba haciendo,
y se alejó bruscamente de ella.
—Crad...
—susurró esta, asombrada ante los cambios de humor de su
compañero.
—Lo
siento —dijo él solamente. Recogió la espada del suelo y le dio
la espalda—. Será mejor que volvamos con Anthony y Guedy. Los de
la Séptima Estrella ya están a salvo y tienen la dirección del
refugio secreto. Mi trabajo aquí ha terminado.
Melissa
asintió, aunque sabía que él no lo podría saber nunca porque no
la estaba mirando. Era incapaz de pronunciar palabra alguna. La
reciente escena seguía todavía muy presente en su mente. Y además,
sabía qué quería decir Crad con aquella última frase.
Aquel
era su primer y último viaje juntos. En cuanto llegaran a casa de
Yaiwey y Cede... se separarían.
* * *
La
brisa agitaba las hojas de los árboles, creando una agradable
sinfonía. La sinfonía de la naturaleza. Los olores florales se
intensificaban a cada ráfaga de viento, y el cielo comenzaba a
teñirse de aquel rojo tan intenso característico del crepúsculo.
Era un festín para los sentidos. Pero ella estaba sola otra vez.
El
barullo era grande. Todos se reunían a mi alrededor. Yo estaba
mojada de pies a cabeza. Los mechones de mi pelo estaban acartonados
a causa del barro que me habían tirado por encima.
—¡Bruja!
¡¿Pero qué has hecho?! —gritaba una de las madres, dirigiéndose
a mí, obviamente.
Yo
agachaba la cabeza, con la vista clavada en el suelo. No quería
mirarla a los ojos, ni tampoco quería hablar. Así que me quedé
callada y quieta en el sitio, como si todo aquello no tuviera nada
que ver conmigo.
—¡Te
he hecho una pregunta! —seguía insistiendo, cada vez más
nerviosa.
No
osaba tocarme, y en parte lo agradecía. Si hubiera sido cualquier
otro niño, me hubiera cogido de los hombros y me hubiera zarandeado
hasta obtener una respuesta. Pero yo no era como los otros niños. Yo
era diferente. Yo era rara.
Mientras
la gente seguía gritando y mirándome con temor, eché un pequeño
vistazo a los chiquillos que acababa de atacar. No paraban de llorar
mientras la gente intentaban sacarlos de debajo del carromato
volcado.
—¡Me
duele, me duele! —chillaban algunos.
—¡Voy
a morir! —lloriqueaban los más exagerados.
Morir...
Qué palabra tan grande para algunos. Para mí era una condena
demasiado menor de lo que merecía por ser como era. Por ser quien
era.
De
repente, una mujer de elegante y voluminoso vestido salió de dentro
del carruaje, ayudada por su chófer y un sirviente. Se le veía que
era de familia rica. Cómo odiaba a esa gente con dinero y enormes
cantidades de caprichos. ¿Es que no veían que mientras ellos
disfrutaban de cosas inservibles, otros estaban tirados en las calles
muriéndose de hambre? No, claro que no. El brillo del oro les
cegaba.
—¡Niña!
¡Habla de una maldita vez!
No
pude soportarlo más. Le lancé una mirada amenazante sin darme
cuenta, y el rostro de la madre se volvió pálido como el papel.
Miedo es lo que reflejaban sus ojos. Miedo es lo que reflejaban los
ojos de todos los que posaban su curiosidad en mí.
—¡Dejadme
en paz! —exploté yo.
Di
media vuelta y corrí calle abajo. No hizo falta apartar a nadie con
los brazos, pues la gente me abrió el paso sin que tuviera que
decirles nada. Otra vez el miedo. Todo el mundo me tenía miedo. Solo
una persona era capaz de tratarme con cariño y normalidad. La única
persona con la que me sentía verdaderamente a gusto. A él es a
quien iba a buscar.
Llegué
a la calle donde se encontraba mi hogar. Recordé aquel día en el
que él me salvó de
una muerte casi segura, cuando me perseguían aquellos dos guardias.
El buen hombre me acogió en su casa y los mató por mí, para
protegerme. Desde aquel día, no había dejado de hacerlo. Siempre
cuidaba de mí, y yo no sabía qué darle a cambio. No tenía nada
salvo mi don, que para mí era horrible, pero para mi tío —así lo
llamaba, pues no sabía su nombre— era algo con lo que tenía que
tener paciencia, pues era inmensamente valioso. ¿Hacer daño a los
demás cuando te enfureces o te enrabias es algo valioso? Porque para
mí no lo era en absoluto.
Me
adentré en mi casa y cerré la puerta tras de mí con un sonoro
portazo. Apoyé la espalda en ella y respiré hondo. Me sentí segura
allí dentro, en un lugar donde realmente me querían, donde me
aceptaban tal y como era.
—Syna
—murmuró él.
Sabía
que estaba allí. Nunca salía de casa, aunque lo veía normal. Era
como yo: solitario. Y además estaba ciego, aunque realmente no lo
parecía, ya que se manejaba en el entorno como si viera
perfectamente. Alcé la cabeza y lo miré con tristeza.
—Los
niños... —logré decir solamente.
Él
enseguida se lanzó sobre mí y me tocó el pelo.
—¿Barro?
—preguntó—. ¿Esos malcriados te han vuelto a tirar barro?
—Sí
—respondí, tragándome las lágrimas que amenazaban con salir—.
Pero esta vez me he defendido, tío.
Mi
tío dejó de acariciarme el pelo y se quedó muy quieto. Sus ojos no
estaban posados en los míos, si no que se encontraban fijos en mi
hombro, algo normal, ya que por mucho que los posara en mi rostro, no
la podría ver nada de ninguna manera.
—¿Qué
has hecho, Syna?
—Algo
horrible, tío. Pasaba un carro por ahí... y ellos me tiraron el
barro. Yo estaba tan harta que me enfadé mucho. Y entonces el carro
salió volando por los aires y cayó encima de los niños.
Se
hizo un pesado silencio, durante el cual se me hizo más difícil
evitar que se me cayeran las lágrimas.
—Soy
un monstruo. No merezco vivir, tío. No lo merezco... —me lamenté,
con la voz cada vez más débil.
Nunca
se lo había dicho cara a cara, pero era lo que creía desde siempre.
Mi vida no valía nada si hacía daño a las demás.
De
repente, él se puso
de pie. Yo lo miré interrogante. Por nada del mundo me esperaba lo
que vino después.
Su
mano se abalanzó sobre mi mejilla izquierda, provocando un sonido
que resonó por toda la habitación. Él
me había pegado. La única persona que creía que me
quería. Lo único que tenía en el mundo. Coloqué una mano sobre la
zona dolorida y, dubitativa, alcé la cabeza para mirarle. Estaba tan
sorprendida como asustada.
—NUNCA
digas eso —habló él,
con la voz más dura que jamás había oído—. NUNCA. ¿Me oyes
bien? Tú no eres un monstruo. Los monstruos son los demás.
Sus
palabras se grabaron a fuego en mi mente. Ya no pude borrármelas
jamás de mi memoria. Aquel momento fue tan fuerte para mí que no
pude evitar tirarme sobre mi tío. Lo abracé y lloré
desconsoladamente, como nunca lo había hecho ni lo haría en mi
vida. Él me devolvió el abrazo y me dijo que todo iba bien, que él
estaba conmigo. Y yo me sentí la persona más feliz del mundo.
Un
golpe de viento azotó los largos cabellos lacios, negros como la
noche. Los ojos de la mujer, fijos en el horizonte, reflejaban
tristeza y melancolía. Desenterrar recuerdos no siempre era
agradable.
Con un
suspiro, encubrió la cabeza en sus rodillas. Había creído
engañarse a sí misma. Había querido esconder su don y fingir ser
una persona normal. Todo parecía ir bien; pero hay cosas que no
pueden retenerse eternamente. Lo que está ahí, está, y en algún
momento debe salir al exterior.
¡¡Pero bueno!! ¿¿¿¿¿¿¿Y ESE TITULO??????? D:
ResponderEliminarMi título era mil veces más cool u_u
El rascando el daba elegancia, you know XDDDDD
Lo que te decía por chat que me había molestado es que Melissa llegara y por no hacerle caso a Crad tuviera que ponerse en peligro ;_; ¡¡ES EL SANTO CUERPO DE MI AMADO MORENO!! D: ¡¡No se juega con su vida!! T_T
Pero bueno, conste que no me cayó mal en este capítulo, fue maja, aunque a mí me costaría despedirme de Bichejo, la vi un poquitín fría, pero eso ya es cuestión de cada uno, tambien es que yo soy demasiado amante de los animales XDDD
¡¡¡LA PARTE DE SYNA!!!!!
Bueno, alto.
La voz.
La voz misteriosa.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAAA
ME ENCANTA.
Como soy cool, sé que es un chico que terminará con Melissa al final de todo =w= Porque sí, tengo premoniciones y sé que no acaba con Crad (si los Dioses son benévolos) así que yo seré feliz con tal de que Melissa y Crad no acaben juntos porque no me pegan ni con cola 8D
Conste, Melissa with the voice (amo a la voz) y Crad con Elybel sí. La primera pareja podría aceptarla y la segunda, vamos, ES AMOR, AMOR PUROOOOOOO *___________*
Además, recuerdo lo que dijimos por chat¬¬ me diste la razón en cierta cosa e_é *se siente importante* Ely-chan...¡¡te echo de menos!! ¿Tanto tardará en salir? T_T ¡¡ELYBEL TE QUEREMOS DE VUELTA!! *Yo sola* D:
Syna...me ha dado muchísima pena. Mi pobre maestra, es tan adorable, qué mona era de niña. Quiero decir, sigue siendo monísima, aunque ahora es más...más Syna-sama!! Antes era Syna-chan!! <333
PERO SIGUE SIENDO SYNA, AWWW.
Yo creo que Gabrielle debería volver y decirle que no le importa que sea una bruja ò_ó ¡¡TIENEN QUE ESTAR JUNTAS!! Casi mato al tío cuando la abofeteó D: Me salieron instintos psicópatas ¬¬
Pero bueno, si Syna-sama está feliz...enga, lo perdono. ¿Ese era Hald? O_O
¡¡¡¡OHHH!!!! ¿¡¡¡ES EL TIO DE LA MAESTRA Y EL YO ALTERNATIVO!!!? :'D
Koren, te eché tanto de menos ;_;
Realmente un capítulo sin Korielle no es lo mismo, es como si faltara un trozo del corazón de Anielle (?) *modo drama ON*
AISHHH, LO EXTRAÑO TANTO T_T
¡Pero espero que el siguiente esté pronto y no tenga que seguir extrañando a mi querido amourshito! XDDDD
POR CIERTO, sigo obsesionada con su canción. La tengo en el MP4 y no paro de escucharla. Ya casi me la sé XDDD
And when everything makes to be broken...(8)
MI PARTE FAVORITA >W<
¡Besos Corza!
Att;
Fundadora y Fan Nº1 de KORIELLE<3 (KorenxGabrielle), CRABEL<3 (CradxElybel), Syna For Presindet!, ¡A la hoguera con La Cosa del Pantano (Inya)! y MendigoLikeABoss.
XDDDDDDDDDD Que conste que nunca hago copia y pega de mis clubs XDDD
Madre del amor hermoso, amo tus súper comentarios xD Tú vas a lo grande, eh. ¡Y CON MAYÚSCULAS A TUTIPLÉN! (Hay más A que nada e.e).
EliminarSÍ, SÉ QUE NUESTRO TÍTULO ERA MEJOR, pero no era... ¿cómo decirlo? Elegante (rectifico: NORMAL).
Okey, ya, Mel se sintió mal T^T Y creo que en el próximo capítulo te vas a poner aún más nerviosa con esto, porque descubren algo que antes no sabían :')
Claro que fue fría, es que la escritora estaba HARTA del bicho ese y quería desprenderme de él COMO FUERA. Pero me daba penica matarlo u_u
Veo que tus ideas de Elywerajan (?) siguen tan fijas como siempre. ¿MEL CON LA VOZ MISTERIOSA? :'DDDDD *Se aleja poco a poco*. Jajajajaja. (Intento despistarte).
SÍ, recuerdo lo del chat (WIII) pero ahora las cosas han cambiado, sorry<3
"¡¡ELYBEL TE QUEREMOS DE VUELTA! *Yo sola* D: "
PUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAAJAJAAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJJAJA MUEROME :'D
PROMETO que Elybel volverá, ok? T^T ¡Si ya te lo dije! D:
Claro, Syna también fue pequeña (temía que algunos se olvidaran T^T). Syna antes era muy inocente y cuqui. Luego ya maduró de golpe u_u
El tío que abofeteó a Syna tenía más razones para desatarse sin querer (conste que estoy completamente en contra de la violencia entre padres e hijos...). Pero ñeeeej, ya se sabrán :D
¿El tío de la maestra? ¿El yo alternativo? WTF?
¡SOLO FUE UN CAPÍTULO SIN KOREN! D: ¡NI UNO, PORQUE ESTE ES SEGUNDA PARTE DE OTRO! D: Qué dramática te me pones T^T
Sabes que no extrañarás a tu amourshi... O_O ¡ME NIEGO A ESCRIBIR ESO! D:
Estará pronto (JAJAJAJAJJAJAJAJJA qué risa, Ana :'D).
AIX, es que esa canción es preciosa *^* <33
...I just want you to know who I am (8) *_*
¡Besos Guisante!<3
PD: ERES UNA FAKER, GUISANTE. SIN COPIA Y PEGA OoO
KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA MEL Y CRAD ALWAYS ME ENTIENDES? ALWAYS!!!
ResponderEliminarEl que ayudo a mel me gusta... jajaja uis que tarde me tengo que ir aajajajajajajaj lo adorooo!!
Ya sabes, I love Ferlian, David and and... el chico ese que tenia como ungemelo.. creo que el mendico.. Heix o algo asi ajaja
Gaby O.O Te entriztecio la despedida de bichejo? jajaaj pero recuerdo que lo empezaste a odiar! ajaja bueno, eso si.. a sido bastante fria Mel... ajjaaj
pero aun asi la adorooo *_______________* jaja bueno, ya despues te comento más decentemente que he quedado y me tengo que preparar!! chaouuu!! ^^
Besicos virtuales!! :D
PUAAAJJAJAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJAJJAJAJAJA :'D Okey, Sarah, okey T^T
EliminarJajajajjajaja lo sé, le tengo mucho cariño a ese personaje nuevo :))
Heix! Al final creo que cambiaré el nombre, así que no te preocupes.
¡ESO ES CIERTO! ¡GABY, ¿LO HAS LEÍDO?! ¡¡¡CONFIESA, EN REALIDAD BICHEJO TE GUSTABA!!! T_T A ver, ya te conté que quería deshacerme del bicho ese lo antes posible (se notaba mis ganas de hacerlo cuando le puse de nombre Bichejo). Me encanta que te adore *-*
Y ese comentario nunca llegó xD Don't worry, te perdono porque yo también he tardado en responder<3
Bye!!!<33 Besos!!
es que estaba indignada lo de la chica de aqui abajo pusiera besos virtuales ê_e ....
Eliminarjajaja pero prometo que en el proximo capitulo dia o años o milenio en que subas... te hare el mayor comentario que jamás ha tenido! (aunque no tenga nada que contarte más... ajaja) Ya me las apañaré ê_e jojojo....
PD: I'm Sarache pistachi a tope power guay (?) jajajaj
Holaa:)
ResponderEliminarPor fin, por fin!! *saltando como una loca*
Si vieras lo que he estado esperando el capitulo, me dejo con una intriga el ultimo :$ ... Es imposible que se separen tan pronto Melissa y Crad ; allí hay tema... pero vamos!!
El encontronazo de Mel y Koren... Me hubiera gustado mas conversacion, ademas se echa en falta a Gabrielle y Koren, esa pareja tiene mucha química ; me hubiera gustado ver como se quedaba Gabi al ver la ceremonia-compromiso, mmmm... celosilla??( estoy segura de que si, aunque con lo orgullosa que es ...)
Creo que se me estan alcarando las ideas: uno de los mendigos es mentor-padre adoptivo de Syna, no?? aunque sigo con algunas dudas ...
Quiero que se reconcilien Gabrielle y Syna, por mi ya son hermanas. Que Gabi supere sus miedos.Si, es una bruja. Pero tiene que recordar que Syna la acogio y eso... NO LO HARIA UNA BRUJA PIRUJA!!
Se echa en falta a Elybel, QUE SALGA DEL BOSQUE PITANDO, QUE SE PIERDE TODA LA ACCIÓN!!
Quiero mas Koren+Gabi
Quiero mas Mel+Crad
Quiero mucho mas!!!
P.D: sorry, por no comentar antes, pero estaba ocupada :$
P.D1: Gabi,porque odias a Victoria de Memorias de Idhún??
P.D2: Gabi, kiero ser del club de fans de Korielle!!!!
Bueno, me voy antes de que me echen a patadas
Xaoo, otro beso virtual!!!
*______* ¡QUÉ CONTENTA ME PONES DICIENDO ESO! ¿Te dejó con intriga? Vaya :$ Me alegro MUCHÍSIMO de que te guste :'D <3 Lo de Mel y Crad... bueno, quién sabe e_e
EliminarEl encontronazo de Mel y Koren fue una cosa mía, porque dije: "Bueno, quiero que TODOS los personajes tengan relación alguna entre todos". Y los únicos que no tenían eran Koren y Mel, así que provoqué ese encontronazo en plan FLASHAZO. Pero no quería que hablaran, eso ya era demasiado (además, Mel no sabe hablar el idioma de ahí, y Koren no sabe el de los rebeldes, osea, el español). Sobre Gabrielle y Koren, ya han tenido muchas escenas, y era hora de dejarle un poco de sitio a alguna más xD ¿GABRIELLE ORGULLOSA? O_O ¡Esa es nueva!
Mendigo... mentor-padre adoptivo de Syna... Hmmmm, puede... ê_ê
¡JO! JURO por lo que sea que Elybel VOLVERÁ.
No te preocupes por no comentar antes, no importa :) La verdad es que me ha sorprendido tu comentario porque no te había visto antes O_o Me ha hecho mucha ilusión <3
A ver... la mayoría de la gente odia a Victoria de MdI xD
Otra que se apunta.
Bye! Otro beso para ti! <3