Miembros de la Séptima Estrella

domingo, 18 de diciembre de 2011

Prólogo: La huida



Anielle, Digrin.

Podía oír el chocar de las piedras unas con otras.
Lograba percibir los pasos que se acercaban cautelosamente.
Sabía que cada vez estaba más cerca, y su mente comenzó a pensar con rapidez. Quería alcanzar la daga de su cinturón, pero temía hacer el más mínimo ruido que delatara su posición. También intentaba no respirar. Prácticamente se estaba quedando sin aire, y sentía una enorme presión en sus pulmones. Pero sabía que si la descubrían sería mucho peor que morir ahogada. Estaba al tanto de las terribles torturas que sometían a los que osaban rebelarse contra su gobernador. Y ella se había rebelado en todos los sentidos.
La habían buscado por todo el reino de Herielle, y al no encontrarla, habían decidido expandir su búsqueda más allá de los mares y océanos. Por suerte, ella era más astuta y veloz, y siempre se escurría de los que intentaban detenerla.
Pero todo apuntaba a que, en aquella ocasión, las cosas iban a cambiar.
Los pasos se detuvieron, y, con cierto temor, la rebelde descubrió que aquella persona ya estaba tras ella. De poco le serviría seguir escondida tras la enorme roca de aquella playa de rocas. Seguramente ya la había descubierto.
Con un rápido movimiento —que podía conllevar unas terribles consecuencias— se levantó del suelo y extrajo la espada de su cinturón, apuntando hacia aquel que había logrado adivinar su escondite. Su cabello negro y extremadamente húmedo le golpeó en la cara ante aquel brusco movimiento, y pudo oler el repugnante hedor de algas y pescado podrido que desprendía.
Lanzó un respingo cuando descubrió a una figura cubierta por una túnica morada con capucha, la cual provocaba que su rostro se escondiera en las sombras.
Usted es... —no logró terminar la frase, pues aquello no se lo esperaba.
La figura alzó la cabeza, dejando al descubierto un rostro pálido como la cal, adornado por una diminuta nariz y unos enormes ojos redondos sin rastro de blanco a su alrededor; únicamente poseía un iris azul cielo y una gran pupila en el centro de éste.
Sonrió a la muchacha, que aún sujetaba la espada con desconfianza.
Tras unos segundos de silencio absoluto, la joven bajó el arma.
Todo aquel viaje, todos los peligros que había corrido... al final, habían valido la pena.
La voz del ser misterioso sonó como una dulce melodía en sus oídos. Ella entendía el idioma, si no, no serviría de nada estar ahí. Se dejó llevar, sin sorprenderse de que su guía ya supiera lo que había ido a buscar. No se podía esperar menos de una sacerdotisa.


La Tierra, Italia.

«Mierda —pensó—. Mierda, mierda, mierda».
Salió de su escondite —localizado detrás de un árbol— y empezó a correr medio agachada, alejándose de las voces que la llamaban.
¡Eh! ¡Está ahí! —gritó alguien de repente.
Saltó varias raíces que obstaculizaban el camino, pero no tropezó con nada en ningún momento, a pesar de la velocidad a la que iba y de la torpeza que poseía. Sabía que si la cogían ya no habría nada que hacer. Era su última oportunidad para escapar de aquel horrible orfanato.
Se tiró al suelo rápidamente en cuanto descubrió a una de sus cuidadoras buscándola a varios metros de ella. Por suerte, no la había visto. Se arrastró ayudándose de los codos y las rodillas, procurando no levantar mucho la cabeza y sobresalir del matorral que la ocultaba. En esa posición parecía un soldado de guerra. Lo único que le molestaba era la bandolera que llevaba en el hombro. Pesaba un poco, a pesar de que se había encargado de no llevarse muchas cosas por si acaso tenía que presenciar una persecución. Pero lo poco que se había llevado pesaba bastante.
Cuando la cuidadora ya se había alejado por entre los árboles, la fugitiva se levantó y siguió su camino a pie, sin dejar de observar a su alrededor a la busca de algún movimiento extraño. Siguió ese ritmo un par de minutos, hasta que se convenció a sí misma de que la habían dejado de buscar. Entonces empezó a correr de nuevo, sorteando los obstáculos con ligera torpeza.
Miró hacia atrás, desconfiada. Era imposible que ya se hubieran dado por vencidas. Pero el sonido de un coche alertó todos sus sentidos. Volvió la cabeza rápidamente y sonrió con satisfacción. Nunca antes se había alegrado tanto de ver una carretera de asfalto. A ella, a quien le gustaba tumbarse en la hierba y observar el cielo durante todo el día, con la música de los pájaros de fondo. A ella, a quien le desagradaban las bocinas de esos horribles trastos que desprendían tanta contaminación a la atmósfera.
Ahora, a ella, la llenaba una indescriptible sensación de felicidad. Comparaba aquel momento con el de cuando dan un premio Nobel. Porque sí, sentía que había conseguido su propósito: ser libre. Para siempre.
Y de repente, todo se esfumó. Su cara de felicidad se transformó en sorpresa, horror e histeria. Se había visto obligada a detenerse por culpa de unas manos que le aferraban el brazo izquierdo con fuerza. Desvió su mirada hacia aquel que había conseguido atrapada.
No... —murmuró.
Sí, Melissa —dijo la mujer que la tenía apresada.
Alta, rellenita, de pelo pelirrojo y muy grasiento, ojos oscuros y expresión de indescriptible placer. Si la hubiera encontrado cualquier otra persona no le hubiera importado tanto. Pero ella... Ella no.
Cinzia... —logró susurrar Melissa. De repente, reaccionó y empezó a retorcerse entre los brazos de aquella basta mujer—. ¡No, Cinzia! ¡Déjame, por favor! ¡Quiero irme!
¡No tienes a dónde ir, Melissa! —replicó Cinzia—. ¿Es que no lo entiendes? Todo esto lo hacemos por tu bien; el mundo es muy cruel. ¡Allá fuera no sobrevivirías!
Pero sería más feliz que aquí —dijo Melissa mostrando una expresión enfurecida—, encerrada en un orfanato que casi se cae a pedazos.
¡No permitiré que te vayas!
¡¡No podrás evitarlo!! ¡¡¡ESTA VEZ NO!!!
Y logró liberarse. Presa de la euforia, Melissa echó a correr con desesperación, oyendo los gritos de Cinzia a sus espaldas. Pero algo salió mal en sus cálculos. Su torpeza salió a la luz al fin en el peor de los momentos. Se enredó el pie en una raíz que sobresalía sobre la tierra y cayó cual larga era sobre el montón de hojas secas y doradas que había en el suelo.
¡Melissa!
Los sonidos se atenuaron, las formas cambiaron, y un mareo misterioso envolvió a Melissa, que tuvo que cerrar los ojos levemente, pues los párpados le pesaban. Sintió movimiento bajo su cuerpo, y una ligera brisa sobre su rostro. Algo estaba cambiando. Melissa lo percibió.

9 comentarios:

  1. Hola! :) Acabo de comenzar a leer la historia y por ahora me gusta mucho así que la seguiré leyendo cuando tenga tiempo.
    Te sigo! ^^ Si no te importa pásate por mi blog y sígueme si te gusta www.pensamientosdeadolescencia.blogspot.com
    Un Beso! <3

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  2. Me gusta tu historia es genial a mi tambien me gusta escribir te invito a que veas mi blog y si te gusta lo sigas yo sigo el tuyo http://unaleyenda-maria.blogspot.com

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  3. Holaaa!!! Me acabo de empezar a leer tu historia, y no tengo palabras para describirla, es genial, me he enganchado y solo es el prólogo, la verdad es que no entiendo como teniendo una historia así lees la mía... En serio eres increíble. Espero que llegues muy lejos y que algún día tus libros se publiquen, te aseguro que yo los compraré y los leeré y me alegraré de haber podido hablar contigo.
    Bss preciosa, sigue así :)

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    1. Sofiiii <33
      Tonti, solamente es el prólogo TT Tu historia es genial, genial, genial, genial. ¡Y MATARÉ A QUIEN DIGA LO CONTRARIO!:)
      *-* Te adoro<33 Ayayayayayay... Muchísimas gracias, lo mismo digo >.< La verdad es que cuando alguien a quien conoces publica una novela hace que uno se sienta... emocionado? No sé si esa es la palabra xD Y vamos, si eres tú mismo el que la publica ya, una alegría...

      ¡Muchos besos! ¡Tú también!:D

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    2. :D Anaa!! :P
      Pues menudo prólogo te has montadoo!! Me encanta es enserio, te quedas un poco patinando porque no sabes de que va la historia y eso es lo que te hace querer seguir leyendo sin parar! Yo creo que a ti lo que verdaderamente te gusta de mi historia son los personajes, en concreto dos que empiezan por D.
      Pues anda que yo a ti... :P Jajaja no tienes porque darlas es la verdad ^.^ Sí, o más o menos eso, yo me fliparía xD Jajajaja exactoo
      Bss :)

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  4. Hellooo!!
    He de reconocer que la primera vez que te leí no te comenté ._. y ahora me estoy releyendo la historia porque realmente me merece la pena >///<
    Me gusta muuucho mucho; y realmente voy a disfrutar de esta relectura *3*
    Un besito con mucho amor de la Niña gamba ^^ (L)

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  5. Nyaaaaaaaaaa! Me encanta!!!!!! escribes muy bien en serio *O* Y sólo es el prólogo e.e voy a leer más ahora mismito!

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  6. Me he enamorado, joder, por fin he leído el prólogo.
    ¿Por qué es tan perfecto? En serio, me chifla. Voy a por el capítulo 1 :D

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  7. ¿Se puede amar a una historia con sólo haber leído un prólogo? Son bastantes capítulos, así que tardaré lo mío en leerla: más que nada porque la quiero disfrutar de a poco. La redacción, la forma de describir, cómo lo presentaste: todo da un sentimiento a no sé, a... libro. Espero que entiendas a lo que me refiero. Desde la conexión entre los mundos hasta la nueva vida de Melissa: quiero saberlo todo.

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Muchísimas gracias por tu comentario :)