Miembros de la Séptima Estrella

lunes, 16 de enero de 2012

[L1] Capítulo 6: La decisión


Crad la miró sin terminar de creérselo. No había burla en su tono de voz, sólo seguridad; una fría e inquietante seguridad. Los ojos de la joven brillaban de tal forma que se veía incapaz de apartar la mirada de ellos. Era increíble la fuerza que salía de su interior.
Tras unos instantes de incómodo silencio, volvió a la realidad.
No —dijo rotundamente—. Eso no puede ser.
¿Por qué? —preguntó Melissa, con un cierto tono entristecido.
Pues porque eres demasiado débil y me entorpecerías la misión.
Melissa frunció el ceño. Aquello le había dolido, aunque no lo quisiera reconocer verbalmente.
¡Pero no puedo quedarme aquí! —imploró. La simple idea de volver a estar encerrada le ponía los pelos de punta. Ella necesitaba exactamente lo que Crad iba a hacer: viajar con los únicos límites que uno mismo se pusiera. Sentía la necesidad de respirar en un espacio tan abierto como el mismo mundo, ver las nubes sobre su cabeza durante todo el día—. Por favor, odio sentirme encerrada —le confesó.
¿Y crees que lo mejor es ir directa al suicidio? —preguntó Crad con un tono de voz demasiado duro.
Si así me siento libre, sí —respondió Melissa sin expresión alguna en su voz.
Crad se quedó de piedra ante la frase de Melissa. Rezumaba una seguridad que nunca antes había visto en nadie. Estaba claro que ella lo tenía todo decidido.
Pero para él no todo era tan fácil. Negó con la cabeza sin mostrar ningún tipo de brecha en su impenetrable barrera echa de pura cabezonería.
¡No lo entiendo! —exclamó Melissa, levantándose bruscamente y poniéndose a la altura de Crad—. Si muero, será problema mío. ¡No te estoy pidiendo en ningún momento que cuides de mí! Tan sólo te digo que quiero acompañarte adónde quiera que vayas.
¡Tú sí que no lo entiendes! —le contestó Crad con el mismo tono de voz—. Parece que no tengas ni idea de cómo es Anielle ahora. No sé si lo sabes, pero lo que has visto hasta ahora no es nada comparado con lo que hay fuera de Adralish y del bosque que lo rodea.
¡ME DA IGUAL! —gritó Melissa, enfurecida—. ¡No quiero volver a estar encerrada! ¡Me dan igual los peligros que pueda correr! ¡No me importa si muero o no! ¡Yo sólo quiero ser libre de una maldita vez, sentir que mi vida me pertenece a mí y sólo a mí! —Paró para respirar e intentar calmarse, pero la furia, almacenada en su interior desde hacía tanto tiempo, había salido al fin, y ya no había forma de frenarla—. Sé que Yaiwey y Cede me cuidarían bien, estoy completamente segura. ¡Pero lo que yo quiero es respirar libertad!
Tras los gritos que Melissa había lanzado, el ambiente se quedó en un absoluto silencio, pues nadie se atrevía a decir nada. Yaiwey observaba a ambos jóvenes desde abajo. Nuevamente, nadie podría saber qué le estaba pasando por la cabeza en aquel mismo instante.
No —fue lo único que dijo Crad—. Si vienes conmigo, te arrepentirás. Créeme, dentro de un tiempo me agradecerás que no te haya permitido acompañarme.
El silencio volvió a golpear a los tres. Para Melissa, aquel silencio fue más que un simple tramo de tiempo donde todo permanece quieto y nadie se atreve a hablar. Aquel silencio para ella fue crucial, y sintio cómo las tinieblas volvían a invadir su corazón. Presionada, angustiada... Furiosa. Varios sentimientos cobraron vida en su interiorcon mucha más fuerza de lo normal.
Pero... —susurró en un último esfuerzo.
Crad negó con la cabeza. Estaba claro que nunca cedería.
Te odio —fue lo último que dijo Melissa antes de lanzar un grito de frustración y encaminarse hacia su habitación para luego cerrar la puerta tras de sí con un sonoro portazo.
Ya con intimidad, Melissa apoyó la espalda en la puerta y se frotó el colgante. Miró hacia el techo de la habitación y guardó silencio. Sus pies estaban fríos, casi congelados. Pero ni siquiera parecía sentirlos. Tras varios minutos de tranquilidad, bajó la cabeza con lentitud hasta que sus ojos quedaron observando su cama directamente. Entonces, un nuevo ataque de rabia la quemó por dentro. Se abalanzó hacia delante, cogió las sábanas y empezó a tirar de ellas mientras lanzaba gritos ahogados al aire. Sabía que parecía una loca, pero no le importaba. Ya nada le importaba. Había descubierto que su vida se basaba en salir de un sitio claustrofóbico para entrar en otro; con mejor gente, pero encerrada al fin y al cabo. Cuando las fuerzas abandonaron su cuerpo casi por completo, se dejó caer sobre el colchón desnudo, agotada. No lloró. No gimoteó. No pronunció palabra alguna. Tan sólo se dedico a observar la ventana y la luz que entraba por ella. Esta se dirigía plenamente a su bandolera abandonada en una silla.
Su bandolera...
La única prueba que le quedaba de su vida pasada.
La observó durante un rato. Allí aún guardaba su cuaderno de dibujo con su estuche. Recordó que en uno de los bolsillos guardaba una pulsera que se había encontrado en medio de la carretera uno de esos días que había decidido escaparse del orfanato. Estaba compuesta por varias bolas plateadas, cuyas acompañaban a otras bolas cilíndricas —algunas alargadas, otras achatadas— de ligeros grabados. Tras una cuenta achatada, otra de bola, otra de cilíndrica con una especie de grabado floral, otra de bola y otra achatada, había un trozo de piedra azul marino. Tres en cada tramo, separadas entre sí por una bola plateada. Le había gustado el diseño, y por eso se la quedó.
Los pensamientos empezaron a vaguear por su mente. No supo cómo llegó a la conclusión que le cambiaría la vida por completo, pero el caso es que se incorporó y asintió con la cabeza para sí misma.
Crad podría ser todo lo tozudo que quisiera. Pero ella lo era aún más.


La oscuridad invadía cada rincón. A primera vista, parecía que no había ningún ser vivo presente, pero no era así. Algunos humanos vestidos con gruesas armaduras plateadas vigilaban que ningún intruso se adentrara en aquella parte del castillo. La más importante, la más grande... la más siniestra.
Al fondo de un largo pasillo, había un gran portal compuesto por dos puertas de hierro enormes. Todos sabían que al otro lado de estas se encontraba un ambiente repleto de una oscura sensación. Cualquier humano que atravesase las puertas quedaría mudo ante el terror que rezumaban las cuatro paredes de la estancia.
Pero, a pesar de ello, había gente en su interior. Humanos completos no, pero sí seres parecidos, con mentes malvadas y adictos a las muertes.
Unas pequeñas manos, pálidas como la cal, movían el agua de una pila de piedra. Esta agua no era corriente, pues brillaba con un tono azulado. Hasta aquello, que podría ser bello, parecía terrorífico en medio de la sala.
¿Has encontrado algo?
La voz retumbó por toda la estancia. Imponía y desprendía una horrorosa sensación a aquel que la escuchara. Pero la personita a quien se dirigía estaba demasiado acostumbrada a escuchar a aquel hombre.
Siento algo, señor —respondió con una voz dulce e inocente—. Pero no consigo ver nada aún. Algo me impide que avance. —Hizo una pausa para concentrarse mejor—. Creo que la envuelve un hechizo muy potente, mi señor.
El peor resoplido del mundo se escuchó por toda la estancia. Incluso a aquel que estaba con la mano en el agua se le pusieron los pelos de punta.
Eso es que no lo has intentado lo suficiente —gruñó el hombre—. Esfuérzate más.
La persona lanzó un gemido y retiró la mano bruscamente, pero luego volvió a posar la yema de sus dedos ligeramente en ella, para que su señor no se enfureciera y se le pasara por la cabeza matarla allí mismo.
En la superficie del líquido, las ondas del movimiento formaron círculos que se dilataban hasta estrellarse contra los bordes de piedra. Tras unos escasos segundos, se calmó completamente. Sólo entonces se pudo observar con claridad a un chico de unos diecisiete años observando el fuego de una chimenea. Su cabello era castaño, y sus ojos color avellana. Parecía triste o afectado por algo. De repente, sus labios se movieron, pronunciando algo que ellos no oyeron. Una segunda figura anciana apareció en escena. Sólo se le veía la espalda, pero a penas avanzó unos pasos cuando los dedos de la persona, que aún estaban en el interior del agua, se levantaron de sopetón, acompañados por un grito ahogado.
El hombre gruñó.
¿Qué ocurre ahora? —preguntó con cierto tono enfurecido.
No lo sé... —murmuró la personita—. Una extraña fuerza me ha golpeado en mi interior. Me quemaba... —decía con la voz débil, a causa del miedo.
Se hizo un silencio intenso, que le provocó un escalofrío a aquel pequeño ser. Algo peor que la voz de su señor eran sus silencios.
Ella no estaba allí —dijo la voz masculina de repente—. Debes mejorar tu magia. Si algún día conseguimos encontrarla, necesitaremos también que se oiga lo que dicen.


El amanecer llenaba todo el cielo, tintándolo de colores anaranjados en le horizonte y azules sobre los árboles. Los primeros rayos de luz iluminaban a una figura cubierta por una capa azul claro. Parecía nerviosa, ya que miraba a su alrededor, como buscando algo en concreto. O a lo mejor estaba huyendo de algo... o alguien.
Adralish quedaba ya bastante lejos, pues las casas se veían diminutas desde allí.
Cruzó una esquina para seguir un camino que iba directo hacia el bosque. Hasta entonces, todo había ido a la perfección. Nada había entorpecido su plan, y parecía que al fin tenía buena suerte.
Pero todo se esfumó cuando sintió un peso sobre su espalda. Enseguida entrevió el resplandor de la hoja de una daga apoyada sobre su cuello. Maldición. Ya le extrañaba que todo le hubiera ido tan bien durante el trayecto.
¡No tengo dinero! —exclamó asustada—. ¡No llevo nada de valor encima, se lo juro!
Sintió cómo los brazos de su atracador temblaron ligeramente. ¿Por qué? Algo parecía haberle sorprendido. Una mano le tiró de la capucha, llevándose consigo varios pelos de su cabeza, lo cual le provocó una leve punzada de dolor. «¿Qué demonios se supone que está haciendo?», se preguntó. Las pulsaciones de su corazón se aceleraron desmesuradamente en el momento en que aquel que la había amenazado con la daga la obligaba entonces, cogiéndola por los brazos, a que se volviese hacia él.
¿Melissa? —dijo este, con los ojos abiertos como platos a causa de la sorpresa.
¡Crad! —exclamó Melissa, igual de sorprendida.
¿Qué haces tú aquí? —preguntó Crad algo furioso.
¿Y tú qué haces apuntándome otra vez con una daga? —habló Melissa puntualizando descaradamente el otra vez.
He preguntado yo primero.
¡Tú no respondiste a mi pregunta!
Hubo un tenso silencio entre los dos, durante el cual ambos se miraron a los ojos fijamente. Melissa observó el reflejo del Sol ya saliendo en los ojos del chico. Ninguno supo cuánto tiempo pasaron así.
Has venido a buscarme —dijo Crad finalmente.
¿Creías que me iba a quedar allí de verdad? —preguntó Melissa cruzándose de brazos.
Estaba claro que esa pregunta era retórica, no exigía una respuesta.
Eres demasiado tozuda —objetó Crad—. No tienes ni idea de lo que has hecho.
Ya te dije que me daba igual —le recordó ella.
Crad no habló. Se quedó mirando a Melissa unos segundos, cavilando sobre la situación y lo que se le venía encima. Se fijó entonces en la capa que la joven llevaba.
¿De dónde has sacado esto? —le preguntó cogiendo un extremo de la tela. Era suave y parecía muy cálida.
Creo que es un regalo de Yaiwey —respondió ella mirándose de arriba a abajo—. Estaba sobre el sofá, bajo un trozo de papel que ponía mi nombre.
Ambos callaron nuevamente.
¿Entonces estás segura de que quieres acompañarme? —preguntó Crad cambiando de tema.
Sí —respondió Melissa sin pensárselo dos veces—. Ya tomé una decisión.
Él suspiró.
Está bien —aceptó resignado—. Pero recuerda mis avisos —añadió levantando el dedo índice ante los ojos azules de Melissa.
Una sonrisa de satisfacción y alegría entremezcladas iluminó el rostro de ella.
«Al fin», pensó. Ya lograba entrever su sueño.


Yaiwey tenía los brazos cruzados sobre su pecho y miraba el cielo a través de la ventana del comedor, pensativa. Hacía ya un rato que se encontraba en esa posición.
Melissa... —pronunció una vocecilla a su espalda.
Yaiwey se giró bruscamente, descubriendo a una Cede en camisón y un rastro de tristeza en su rostro angelical. Aún llevaba las dos trenzas que Melissa le había hecho la noche anterior. Se había ido a dormir con ellas, así que ahora estaban desechas casi totalmente.
Se ha ido con él, ¿verdad? —terminó la niña.
La anciana no pudo evitar sonreír.
Sí, querida —respondió—. Pero tranquila, ya sabes que él la cuidará bien.
Ya... —murmuró Cede agachando la cabeza—. Me caía muy bien... Como le pase algo, lo mato.
Yaiwey rió levemente y se acercó a Cede. Se agachó y la abrazó con fuerza. La quería como si fuera su propia nieta. Fue entonces cuando sintió algo extraño en la muñeca de la niña. Se apartó y le cogió la mano, para así observar mejor una pulsera de cuentas plateadas y piedras azul marino.
¿Y esto?
Creo que es de Melissa —respondió ella observando su propia pulsera—. Estaba en mi mesita cuando me he despertado.
En el rostro de Cede apareció una sonrisa feliz. Volvió sus alegres ojos hacia los de Yaiwey tras unos segundos de silencio.
¿Volverán? —preguntó.
Yaiwey la abrazó nuevamente, con amor.
Por supuesto que sí, cariño —le respondió. Luego, su expresión cambió por completo. Abrió los ojos y miró hacia la oscuridad—. Por supuesto que sí —repitió, esta vez con un tono de voz distinto al anterior.
Cualquiera que hubiera visto su expresión podría haber intuido que no parecía del todo convencida, que estaba realmente preocupada por los dos jóvenes, cuyos acababan de embarcarse en una larga aventura que pondría a prueba sus vidas repetidas veces.

15 comentarios:

  1. Me he leido los 6 capitulos seguidos :)
    Me esta gustando mucho la historia. Cede es monisiiima y Melissa creo que tiene mucha fuerza acumulada en su interior asique eso la salvara.
    Supondo que "ella" es melissa y que algo tiene el destino preparado para ella.
    Me gusta Crad, pero seria demasiado obvio que pasara algo romantico entre los dos. ¿Habrá otro personajillo masculino? espero que si!
    Besitos de Azucar!

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    1. O.O Guau, qué rápido lees xD Bueno, me alegro mucho de que te esté gustando tanto la historia. Jajaja xD Pues lo cierto es que ocurrirán problemas relacionados con el amor... Pero me temo que aún tardarán en llegar... :S

      Jajajajaja xD Tienes teorías firmes, eso es bueno. Lo siento, pero no puedo decir nada. Ya se verá...

      ¡Muchos besos!

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    2. Wow, veo que estoy en tus Blogs recomendados =)
      Me encantaas =)
      besitos de Azucar!

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  2. Holaa(:
    Gracias por ponerme en tus blog recomendados(:
    Ya te sigo y la historia me esta gustando!
    Un besito(:

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    1. Muchas gracias a ti también por dedicarle tiempo a mi novelita^^

      ¡Muchos besos!

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  3. Mala persona!!! Me dejaste con la intriga, estoy segura de que ella es Melissa, pero quiero saber quienes son los que la están vigilando, no es justo en serioo!!!
    Cede es super mona, me reí cuando dijo lo de: como le pase algo le mato. jajajaj que linda, y despues Yaiwey... Esa mujer tiene un corazón de oro, apenas conoce a Melissa y ya la cuida y le deja la capa, esa mujer es muy astuta.
    Sabia que Melissa se iba a escapar, estaba totalmente segura y como no Crad no se pudo resistir.
    Que lindo detalle por parte de Melissa haberle dado la pulsera.
    .............
    Envidio a Melissa! Como me gustaría ser tan fuerte y no llorar cuando las puertas de mi habitación se cierran, has creado a unos magníficos personajes. Eres realmente increíble y no lo digo por decir, te juro que jamás le dicho esto a nadie con todo mi corazón, hay gente buena y tal, pero para mi tu eres una de las mejores. Tú y otra chica os habéis convertido en mis escritoras favoritas. Sigue así!
    Bss

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    1. Lalalalalalalalala<33
      Jajajajajajaja xDD Ella-Melissa... Puede que sí, puede que no XDDDDD Todo se sabrá...
      Yaiwey es un personaje muy bueno, cierto<33 Pero oculta muchos secretos... (bueno, todo el mundo en esta historia oculta secretos -.-).
      La pulsera... xDD Esa pulsera la tengo yo, y la llevo todos los días xDD
      .............
      O.O ¡CALLA CALLA CALLA CALLA! ¡NO ME DIGAS ESAS COSAS, DEMONIOS, QUE YO SOY ALGO TÍMIDA ANTE LOS CUMPLIDOS! :$ Tontiii, tú también estás entre mis favoritas<33 *^* Me eeencaaantaaas!!! Es injusto, tendríamos que conocernos en la vida real DD:

      Teee adooorooo<33 Muchos besistos!^^

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  4. Me encantaaa¡¡¡
    me ha enganchadoo mu chisimoo¡¡¡ :)
    me gustariaa ver las fotoos de los los personajees...podriaa ser?? ;)

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    1. Oiix, me alegro muchísimo de que te encante^^
      Las fotos de los personajes... Bien, con eso intuyo que eras tú la que preguntaste en el ask ;) Sí, estoy en ello, pero es que me cuesta mucho encontrar a los actores ideales, y además aún quedan algunos personajes por aparecer... Pero los pondré, si queréis, los pondré :D

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  5. :O que fuerte ¿quien los vigila ? ¬¬ me has dejado demasiado intrigada , tengo que seguir leyendo ;D enserio me encantan cede y yaiwey son tan majas y cuidan tanto a melissa .
    Adoro la relación que tienen crad y melissa XD ENSERIO ES QUE BABEO POR CRAD *_*
    Dios es que adoro como describes las cosas ;D haber si me leo el siguiente ;D

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  6. Me ha encantado!!!!!!!
    Que cabezota es Melissa, pero me gusta que sea así!! jajaja porque así seguirá con Crad :P
    ¿Quién los vigila? ò.ó quiero saberlo así que voy a leer hasta que se me caigan los ojos para averiguarlo!
    Por cierto, perdona el retraso >-<

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  7. Hola! :)
    Hace unos meses me pasé por aquí y me leí el prólogo, entre tantos blogs por leer y otras cosas no me había vuelto a pasar pero ya me la estoy leyendo. Me acabo de leer los seis capítulos del tirón y seguiría pero ya me está entrando sueño... -.-
    Me encanta la historia, los personajes, tú forma de escribir, me gusta todo de ésta historia y además es muy original. ^^
    Crad (me sería imposible poner el nombre completo) y Melissa harían la pareja perfecta, espero que pase algo entre ellos. Seguiré leyendo y comentando cuando pueda.
    Por cierto, he visto que tienes mi blog entre los recomendados, muchas gracias.
    Besos desde Sollozos En Mitad Del Bosque y Pensamientos De Adolescencia.
    PD: Espero verte por mis blogs. ;)

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  8. me ha gustado mucho este capitulo. :) y la pulsera que encontraste es muy bonita!

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  9. ¡Me encanta!
    La pulsera es genial, de verdad *------*
    Y esa escena de los ''malos'' es knsadfkjnsajkfjnkasjksajk, jo, quiero saber más de ellos.
    ¡MELISSA, CRAD, ESTAD A SALVOS, NENES!
    Por cierto, he encontrado fallos :$
    Has puesto a penas en vez de apenas (no sé si estará bien).
    Y le, en vez de el.
    Pero eso no es nada, ya que el capítulo está genial.
    Un beso.





    Raúl.

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  10. Genial capítulo ((:

    Me enamoré de la pulsera *¬* Y me pregunto si Melissa se la dejó a propósito a Cede o la niña la encontró y se la puso e_e.
    Muy bien, otra vez digo que está geeeenial el capítulo. De verdad, escribes muy bien *-*

    ¡Besos!

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Muchísimas gracias por tu comentario :)