Miembros de la Séptima Estrella

viernes, 26 de diciembre de 2014

#Naviblogger

FELIZ NAVIDAD, PRECIOSA


—¡Vas a caerte! ¡Vuelve aquí!
—Vamos, déjala estar. No le va a pasar nada.
—Pero si se cae…
—¡Pues ya se levantará!
La pequeña seguía subiendo y bajando las escaleras, sin ninguna preocupación. Pronto cumpliría tres años, y desde que había aprendido a caminar, cada vez que la familia iba a casa de sus abuelos en Nochebuena, ella se dedicaba a subir y bajar las escaleras del salón que llevaban al piso de arriba, donde se encontraban las habitaciones. Eran unas escaleras majestuosas, y su barandilla era gruesa, de madera oscura, brillante y sencillamente ornamentada. La oscuridad del piso de arriba no le daba miedo, y en cada subida y bajada iba más deprisa.
Tras cenar y brindar por unas buenas Navidades, siguió con su juego. A todos les hacía gracia verla, y después de haber subido y bajado quinientas veces, a nadie le preocupaba ya que cayese.
La familia, las risas, los rostros. Todo el ambiente navideño hacía que la niña estuviese a gusto, alegre y contenta, aunque no pudiese explicar el porqué. No tuvo regalos, pero igualmente se lo pasó mejor de lo que se hubiese esperado. Aunque terminó cansada de tanta escalera, y finalmente llegó la hora de volver a casa.
Sonriente, corrió hasta cada miembro de la familia y les dio dos besos para después desearles una feliz Navidad. Entre risas y carantoñas, la niña resultaba un divertido juguete para los adultos.
—¡Feliz Navidad, yaya! —dijo, ya a la última.
—Feliz Navidad, preciosa —respondió esta. Y le dio un abrazo, muy fuerte.
Aquella noche, la niña marchó cogida de las manos de sus padres, ignorante aún de lo que tenía que pasar.
Justo 1 año después, el 24 de diciembre.
Aquel día, como todos los años, hacía mucho frío. Aquel día, como todos los años, la niña regresó a aquella casa. Aquel día, como todos los años, se celebró la cena de Nochebuena. Aquel día, como todos los años, se reunió la familia. Pero aquel día no fue como el anterior. Aquel día, al contrario de lo esperado, la niña no subió las escaleras. Sin embargo, se quedó impasible frente a ellas, mirando hacia la oscuridad del piso superior.
—¿Que quieres subir, cariño? —dijo la madre.
La niña la miró.
—No, no. No quiero —respondió, mostrándose asustada y alejándose de allí.
Aquella noche, la niña no se acercó más a las escaleras. Y a medida que fue creciendo, no mostró cambio alguno.
—No sé —dijo un día, cuando ya era más mayor—. El piso de arriba no me gusta. Me pone los pelos de punta.
¿Qué había pasado? La niña no recuerda el tiempo en el que ella subía y bajaba las escaleras como una loca, sin importarle la oscuridad, sin sentir ni un ápice de temor. Tampoco se acuerda de ella misma observando ensimismada el piso superior. Ella solo sabe que no ha podido volver a estar en el piso de arriba hasta hace apenas un año o dos, y armándose de un intenso valor.
La niña solo la recuerda a ella en la cama. La niña recuerda que el ambiente no le gustaba, y que quería irse de allí. Todo el mundo estaba cabizbajo, y parecían tristes. Pero no sabía por qué. La única que sonreía era ella.
Recuerda su voz cuando la llamó. Su madre la empujó para que avanzara hacia donde se encontraba. Una vez allí, ella, tendiéndole la mano, le pidió que le diese la suya. Y se la cogió, muy fuerte. Luego, sonrió, y la niña vio cómo sus ojos brillaban. Decidió, no supo por qué, que devolverle la sonrisa era lo que debía hacer. Y le sonrió.
—Yaya, me estás haciendo daño —se quejó la pequeña, al rato.
Era cierto. Ella había comenzado a sujetar su mano con más fuerza que antes. La niña oyó varias risas teñidas de una tristeza que entonces no comprendió. Ella sonrió.
Y le soltó la mano.
La niña, antes de salir de la habitación, se volvió unos instantes más a observarla. Ella seguía sonriendo y mirándola. Quizá fue entonces cuando comprendió que sería la última vez que podría verla.
Tal vez lo único que esperaba cada Nochebuena, bajo las escaleras, es que ella saliese de su habitación y le dijese:
—Feliz Navidad, preciosa.

13 comentarios:

  1. Uah, me ha parecido un relato muy muy intrigante o.o Es una vista muy curiosa de la Navidad; casi no sé ni qué decirte. Me gustan mucho esas historias que dejan un cabo suelto o que no concluyen en un final como muy tópico de «en navidad todas las familias son felices». Espero leerte en muchos más relatos del proyecto de RB :)

    ¡Un beso!
    Étincelle

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias, Étincelle!
      Me encanta que te haya gustado y que te haya causado tal impresión. Espero leerte a ti también en más relatos de RB, y que sigamos trabajando juntos mucho tiempo más.

      ¡Besos!

      Eliminar
  2. Me ha dolido más de lo que esperaba.Casi rompo a llorar por no decirte me está costando dios y ayuda escribir esto y contener las lágrimas. Ay dios, claro que yo deseo lo mismo, claro que deseo que fuera un sueño. En serio, me has partido el alma en dos y has abierto una brecha que creí que ya había sufrido bastante escribiendo mi relato para esta iniciativa.
    Dios, ha sido precioso, en serio, te comprendo muy bien.
    Un besín y mucho ánimo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gema... Vaya por Dios... En twitter ya me impactaste con tu tweet, y ahora...

      Yo también deseaba que nada hubiese sido real. O al menos desearía volver atrás. No lo cuento a nadie, pero sí me afectó aunque fuese pequeña.

      Siento haberte abierto tal brecha...

      Besos y ánimos para ti también.

      Eliminar
  3. Muy intrigante y a la vez duro, triste. He de decir que me ha costado un poco pillarlo bien por una pequeña confusión que he tenido al leer, pero no es cosa de tu narración, es cosa mía que a ratos soy muy lerda xD Me ha encantado una vez lo he entendido, eso sí.
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias, Misora! Lo cierto es que nunca me había puesto a narrar de esta perspectiva tan rara, como de tercera persona pero a la vez de primera. Y con los dos relatos de RB lo he hecho en cierta manera.
      ¡Me alegra que te haya encantado!

      ¡Besos!

      Eliminar
  4. Sencillamente sobrecogedor. Ana, me has conmovido con tu relato, no sé si tendrá que ver con mi empatía natural o con lo bien que lo has narrado, pero la perspectiva ha sido perfecta. Me ha gustado mucho, y me ha encantado el detalle de las escaleras y la oscuridad del piso de arriba. Además, tiene un halo de misterio que me parece digno de alabar. Enhorabuena, cielo, sigue así.

    Un frío beso navideño,

    Emily

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Emily. Me conmueve lo que me dices, de verdad. Me alegra que te haya gustado el misterio que hay y todo, en serio. ¡Me alabas!
      ¡Muchas gracias, amor!

      ¡Besos!

      Eliminar
  5. Querida Ana:
    Me ha costado no llorar. Al principio del relato, no podía evitar sonreír. Tu narración ha sido maravillosa, insuperable. A lo largo que ésta avanzaba, podía ir sintiendo los cambios emocionales... Ese final, me ha puesto los pelos de punta y ya ha sido una lucha interna conmigo misma para no romper a llorar. Comprendí el desconcierto de la pequeña, tanto que hasta me sentí siendo ella.
    Muy bueno, en serio.
    No dejes esto jamás.
    Un beso con mucho cariño,
    Ara.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ara!
      Dios mío, me alegro de que te haya gustado tanto la narración, de verdad. Muchísimas gracias por tus halagos. Me alegro de que haya causado esa sensación en ti. Lo cierto es que esa niña es real.
      ¡Muchas gracias!

      ¡Besos!

      Eliminar
  6. Es lo mejor que he leído hasta ahora, y creo que lo seguirá siendo. Muy bien conseguido sinceramente, la escena de la niña subiendo y bajando las escaleras te hace preguntarte: ¿Por qué? Y eso quizás es lo que me hizo seguir pegado a tu texto. Conmovedor, sobrecogedor.
    ¡Un beso!
    JJ.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísmas gracias, JJ! ¡Vaya, me alegro muchísimo de que te haya encantado! Gracias, de verdad. Un placer que te haya causado tales impresiones.

      ¡Besos!

      Eliminar
  7. Joo que bonito me ha conmovido un montón, es sencillamente precioso. Me encanta, además escribes genial Ana. De verdad que da gusto leerlo :)

    Un besito

    Angie

    ResponderEliminar

Muchísimas gracias por tu comentario :)