Miembros de la Séptima Estrella

lunes, 23 de enero de 2012

[L1] Capítulo 7: Falesia



¿Hemos llegado ya? —preguntó de nuevo.
No —respondió por enésima vez.
Llevamos mucho rato caminando... —se quejó ella.
Te dije que este bosque es muy grande —contestó él.
Podríamos parar a descansar.
Crad se volvió hacia Melissa con brusquedad, lanzándole una mirada que lo explicaba todo sin necesidad de palabras. Estaba claro que ya se había cansado de ella y arrepentido de acceder a que lo acompañara.
Llevaban horas —demasiadas para pertenecer a un solo día según la joven— caminando por el bosque, y Melissa estaba harta de ver siempre los mismos árboles por todos los lados. Al principio, el paisaje era muy tranquilizador y hermoso. Pero a medida que los minutos avanzaban y el cansancio se iba adueñando de su cuerpo, lo bello se convertía en repetitivo y aburrido.
Tengo hambre —dijo Melissa, desafiando la potente mirada de Crad.
Él bufó, se dio la vuelta, y siguió avanzando dejando a Melissa atrás.
¡Oye! —exclamó Melissa corriendo para ponerse a la altura de Crad. Cuando llegó, frunció el ceño y se cruzó de brazos—. No puedes pretender que soportemos tantas horas de caminata sin comer ni beber nada.
Pararemos —dijo Crad sin mirar a Melissa, siguiendo con la vista al frente—, cuando empiece a anochecer.
Melissa recordó que aún poseía su reloj de muñeca. Lo miró para ver la hora terrestre y descubrió que eran las seis de la tarde. Se preguntó si los días en Anielle tenían la misma duración que en la Tierra. Se observó su vendaje, ese que le había puesto Yaiwey en la mano izquierda. Le había quedado muy bien. Bajo las vendas había un ungüento que suavizaba el dolor de su lesión, haciéndolo casi inexistente.
Un extraño sonido hizo que la joven se detuviera. Crad siguió avanzando sin darse cuenta de nada, dejando sola a Melissa. Esta buscó el origen del sonido, y descubrió cómo un arbusto se movía ligeramente. Algo escondía; algo se movía. Su corazón empezó a latirle cada vez más y más deprisa.
De repente, una sombra se detuvo a su lado. Melissa se volvió sintiendo un gran dolor en su pecho a causa del susto.
Sólo era Crad, que había acudido a donde estaba ella para investigar el movimiento. Ya había sacado una daga, y apuntaba hacia el arbusto, esperando a que aquel ser saliera de su escondite.
Y lo hizo.
Una bola de pelos color crema se asomó colocándose ante los dos muchachos con gracia y elegancia.
¿Pero qué...? —empezó Crad.
Era una mezcla entre lobo y zorro. Su cuello estaba repleto de pelo, como si fuera una bufanda que lo protegiera del frío. Tenía una cola poblada igualmente de pelo, y sus ojos parecían dos zafiros, de un azul electrizante. Sus orejitas eran puntiagudas como la de los lobos, y su morro se alargaba hacia adelante para terminar en hocico húmedo y negro. Apenas tenía tres palmos de altura. Una pequeña mancha que recordaba al fuego estaba impresa tras su oreja, aportándole un aire misterioso y aún más hermoso de lo que ya era el animal de por sí.
Dios mío... —murmuró Melissa, sorprendida por su belleza. Enseguida se agachó y alargó la mano para acariciar la cabeza de aquel extraño lobo—. ¿De dónde has salido tú?
¡No lo toques! —exclamó Crad.
Demasiado tarde. Melissa ya estaba rascándole la oreja.
La joven se volvió hacia él, interrogante. Crad mostraba una expresión de asombro. Estaba convencido de que la atacaría, pero en cambio parecía de lo más inofensivo.
¿Por qué? Si es una preciosidad... —decía ella.
Un susurro alertó a ambos, y el lobo se apartó de Melissa, sobresaltado. Melissa se asustó y se tiró hacia atrás, quedándose sentada en el suelo, mirando hacia todos los lados. Crad estaba en posición defensiva, y su rostro volvía a estar repleto de una escalofriante valentía.
Descubrieron una flecha clavada en el tronco de un árbol. ¿Había ido directa hacia ellos y había fallado? ¿O sólo pretendía ser un aviso?
¡Toquifmes! —gritó una voz femenina proveniente de las sombras del bosque. ¿Qué idioma era ese?
Una chica de cabellos pelirrojos con delgadas mechas anaranjadas, recogidos en una trenza como la de Yaiwey, apareció de entre los árboles. Sus orejas eran ligeramente puntiagudas, y sus ojos demasiado irreales. Tenían un fondo verde muy brillante; parecía reflejar la vida presente en el bosque. Pero sobre este había varias rayas doradas. El contraste entre ambos colores chocaba a la vista. Era extraño.
«¿Eso es —se preguntó Melissa— una elfa?».
Portaba un arco ya tensado. La punta afilada de una flecha miraba amenazadoramente hacia Crad y Melissa, quienes se encontraban mudos de sorpresa.
De nuevo, aquella joven presenciaba la muerte. Los hechos ocurrían demasiado deprisa, y su cabeza era un desorden absoluto. Había visto cosas demasiado extrañas en tan poco tiempo.
La cuerda del arco se tensó aún más, provocando un sonido extraño. Melissa cerró los ojos, aguardando que la flecha le atravesara el corazón. Qué poco había durado su aventura.
¿Elybel?
Los ojos de la joven se volvieron a abrir, y casi se le salieron de sus órbitas. Desvió su mirada hacia Crad, que aún estaba de pie junto a ella. Este miraba a la elfa con la misma cara de sorpresa que las dos chicas a él.
Tú... —murmuró la supuesta Elybel. En una milésima de segundo, bajó el arco y lo dejó caer al suelo, para luego correr hacia Crad con los brazos abiertos y una deslumbrante sonrisa en el rostro—. ¡Cradwerajan! —gritó.
Se tiró encima del joven, riendo y casi llorando de felicidad. Crad también reía, devolviéndole el abrazo con un tremendo cariño. Melissa observaba la escena entre asustada y extrañada. Seguía en el suelo, junto al lobo, que se había sentado y movía la cola de un lado a otro, feliz. Lentamente, la chica se levantó. Desde allí pudo observar que Elybel era más alta que ella, unos diez centímetros quizás. 
¡Cuánto tiempo ha pasado! —exclamaba la nueva, dando pequeños saltitos sin dejar de agarrar a Crad por los brazos—. Has crecido y todo, ya eres más alto que yo.
Ya ves... —dijo Crad sin borrar la felicidad de su rostro—. He dado el estirón, mientras que tú te has quedado enana.
Elybel le propinó un puñetazo en el hombro, y luego se rió. Crad también. Luego se frotó disimuladamente la zona en la que la elfa le había pegado. No lo quería reconocer, pero había conseguido que se hiciera daño.
Han pasado tantos años desde la última vez... —susurró Elybel mirando a los ojos de Crad con nostalgia—. ¿Qué te trae de nuevo por aquí?
Sólo entonces pareció acordarse de Melissa. Se apartó ligeramente para que Elybel viera a la joven escondida tras su espalda. La expresión de la elfa al descubrir a la joven no pudo clasificarse en ninguna conocida hasta entonces. Era algo entre extrañeza, curiosidad y... ¿desilusión?
Pero enseguida cambió su rostro, mostrando una mueca de sorpresa. Con una rapidez inhumana, acercó sus ojos a los de Melissa. Los observó con curiosidad mientras la otra chica luchaba por no apartarse. El insólito color del iris de la elfa la inquietaba...
Azules —dijo entonces Elybel—. Tus ojos son... del color del cielo.
Melissa frunció el ceño.
Y los tuyos verdes y dorados —contestó—. Yo creo que son mucho más extraños que los míos.
Elybel se quedó callada varios segundos, aún investigando los ojos de Melissa. Esta se sentía demasiado incómoda. Llegó a pensar que la elfa no estaba bien de la cabeza o algo por el estilo. Entonces, la mano de Crad se posó en el hombro de Elybel y la empujó hacia atrás violentamente. Ella se quejó de inmediato.
Cradwerajan, ¿qué significa esto? —dijo muy seria—. ¿Has pasado de las misiones de la Séptima Estrella a las misiones divinas?
¡No! —exclamó él, indignado—. Ya sabes que yo no creo en esas cosas.
Oh, claro —canturreó mientras elevaba las manos a la altura de su cara—. Y traes aquí a una Enviada, pretendiendo que yo te crea.
Perdonad —interrumpió Melissa, harta ya de que la ignoraran por completo—. No sé de qué demonios estáis hablando. ¿Qué es eso de misión divina y Enviada?
La elfa la miró entrecerrando los ojos, con curiosidad. Crad atrajo su atención.
¿Ves? —le dijo señalando a Melissa—. No es una Enviada, ni mucho menos.
La interpelada bufó, empezando a enfurecerse. Entonces Elybel se acercó a ella sonriendo —como si no hubiera pasado nada y envolvió su mano derecha con las suyas.
Me llamo Elybel —se presentó—. Vivo en Falesia. Y soy una elfa.
Encantada —contestó Melissa—. Yo me llamo Melissa, no tengo ningún sitio al que pueda llamar hogar y soy una humana normal y corriente. Además, siento una cierta curiosidad por saber qué demonios creíais que era.
A Crad se le escapó una risita por detrás.
¿De verdad no sabes nada sobre los Enviados? —preguntó Elybel, ignorando al chico.
Melissa negó con la cabeza temerosa de que pudieran sospechar algo. Si era tan obvio saber eso, puede que provocara dudas sobre su verdadera procedencia.
Pero a Elybel no pareció importarle, dado que abrió la boca para hablar.
¡Elybel! —irrumpió Crad a lo lejos. Ambas jóvenes dirigieron sus miradas hacia él, que sostenía el arco y la flecha que la elfa había tirado al suelo—. Tenemos que ir a Reihén; unos reclutas de la Séptima Estrella han solicitado ayuda con las autoridades.
¿Tenemos? —saltó la elfa interrumpiéndole en medio de la explicación y soltando las manos de Melissa con violencia. Parecía algo emocionada.
Crad se señaló a sí mismo y luego a Melissa. Elybel miró a ambos repetidas veces, y luego forzó una sonrisa. Melissa la miró frunciendo el ceño, haciendo sus propias deducciones en su mente.
Sí, pero resulta que ella es novata, y no parece aguantar muy bien las caminatas —añadió Crad medio sonriendo.
No digas más —dijo Elybel, comprendiéndolo todo de inmediato—. No habrá problema en alojaros en Falesia. —Dirigió su mirada a Melissa—. A los dos —remarcó.
Melissa se estremeció.


Nunca se hubiera imaginado lo que aquella hiedra colgante ocultaba. Pasando por una pequeña cueva, llegabas a un espacio abierto que terminaba en una espesa oscuridad provocada por los enormes árboles que llenaban el espacio. Se fijó en que, sobre aquellos árboles, había varias casas colgantes, conectadas entre sí por puentes que se balanceaban de un lado a otro en cuanto algunos elfos pasaban por encima. También había casas a ras del suelo; pequeñas cúpulas redondas hechas de una extraña tela tensada y extremadamente dura. Las puertas eran una basta manta colgada, o como mucho, un trozo de madera negra, posiblemente enferma o caída del árbol. Se veía que aquellos elfos respetaban demasiado a sus árboles y tenían una gran confianza entre toda la ciudad, dadas las escaseces de puertas para las viviendas.
A Melissa aquello se le hacía muy raro. En la Tierra, la mayoría de la gente que conocía hubiera sido incapaz de convivir en aquel lugar. Sus mentes estaban demasiado sucias como para respetar el entorno, y mucho menos respetar la intimidad de los demás.
Elybel iba delante de Crad y Melissa. Su lobo caminaba orgulloso sin separarse de su ama. El camino que habían recorrido hasta llegar a Falesia no había sido muy largo. Unos quince minutos quizás. Pero para Melissa, que ya estaba cansada y muy hambrienta, había sido horroroso tener que aguantarse las quejas. Elybel aún le provocaba cierto respeto.
Varios elfos saludaron a su guía, sonrientes. Al parecer, la elfa tenía buena fama en su territorio. Pero las expresiones de aquellos seres cambiaban súbitamente en cuanto se fijaban en Melissa. Aunque, supuso ella, su interés estaba en sus ojos. Puede que estuvieran pensando también que ella era una «enviada», como Elybel y Crad habían dicho. Se dio cuenta entonces de que aún no sabía lo que era. Descubrió que Crad le intentaba ocultar demasiadas cosas, y lo miró de reojo con disimulo. Él no se percató en absoluto, pues observaba la ciudad de forma... ¿nostálgica? Melissa decidió mirar de nuevo hacia Elybel. Luego a Crad otra vez. Y luego a Elybel. ¿Qué secreto escondían entre ambos?
El anochecer estaba cercano. Se podía oler en el ambiente y entrever entre la espesura de los árboles. Varios elfos amontonaban madera en el centro del espacio. Melissa se fijó en especial en una elfa pequeña, de cabellos rubios exageradamente rizados, y unos ojos de un marrón demasiado claro. Tenía los mofletes rosados, y cargaba un tronquito con gran esfuerzo. Le recordó a Cede, de alguna manera. Tenía esa dulzura tan característica de la hermana de Crad. Dejó el tronco que portaba sobre los demás, y se frotó la frente empapada de sudor. Sólo entonces se percató de su llegada, y una sonrisa iluminó su rostro.
¡Elybel! —saludó agitando la mano en el aire.
¡Clarysse! —exclamó la interpelada.
En cuanto Elybel llegó ante la niña elfa, enseguida le pellizcó el moflete a modo de saludo mientras reía a carcajadas. Al principio, la pequeña se quejó, pero luego también rió, feliz. Crad se puso a la altura de Elybel, para que se le pudiera ver con facilidad.
La niña elfa enseguida lo descubrió.
Tú... —susurró señalándole con un dedo tembloroso—. ¿De qué me suenas?
Tanto Elybel como Crad rieron nostálgicos. Él alargó su mano hacia la niña y le frotó el cabello.
Nos conocimos cuando eras muy pequeña —dijo sonriendo—. Ya no me recordarás.
Ella frunció el ceño. Parecía concentrada, pero algo la distrajo de sus cavilaciones. Giró la cabeza y sus ojos se posaron en una joven un tanto alejada de ellos.
¿Y ella? —preguntó inocentemente.
Elybel y Crad se volvieron para observar a una Melissa desconcertada y algo incómoda. Crad miró a su alrededor y descubrió que casi todos los elfos habían dejado su trabajo para mirarla directamente a ella. O a sus ojos azules.
Oh —dijo Elybel de repente, avanzando unos pasos hacia la interpelada. Colocó uno de sus brazos sobre los hombros de Melissa y miró a Clarysse, aunque todos supieron que se dirigía en general—. Ella es una invitada. Tiene que cumplir una misión junto a Crad en Reihén, y necesitan alojamiento, así que he pensado que no estaría mal conseguirles una choza para esta noche.
¿Eso no deberías consultárselo antes al Jefe? —preguntó una voz entre los presentes.
Todas las miradas se posaron sobe un elfo de cabellos azules recogidos en una coleta hacia atrás. Tenía unos grandes ojos negros, en los que no se distinguía la pupila. A Melissa le intrigó su apariencia. Al parecer, aquellos elfos solían tener colores de cabellos muy vivos y deslumbrantes.
Y por supuesto, eso haré, Valenanen—respondió Elybel duramente, taladrándole con la mirada.
No hará falta —retumbó una voz desde la nada—. Acepto sin ningún problema a tu petición.
Alguien envuelto en una capa grisácea se abrió paso para colocarse ante las dos jóvenes y Crad. Tras él, andaba una elfa muy alta, de cabellos largos y ondulados, del mismo color que los de Elybel. Sus ojos eran marrones, y sobre ellos estaban las mismas extrañas líneas doradas. Lo cierto es que era demasiado parecida a Elybel...
La elfa, que aún estaba con el brazo sobre los hombros de Melissa, vaciló un momento y luego se apartó ligeramente de la humana para realizar una leve reverencia.
Hiegnre —pronunció en su idioma élfico. A Melissa le dio la corazonada de que había dicho «gracias» o algo por el estilo.
Y ambos se pusieron a hablar en aquel extraño idioma. La pobre Melissa no pudo captar nada, por lo que miró a Crad. Se sorprendió al descubrir que este sí parecía entender el idioma, pues estaba concentrado en la conversación.
Pasaron escasos minutos antes de que Elybel volviera a realizar una reverencia. Crad la imitó, así que Melissa decidió hacerla también. Se encontraba algo perdida. Suerte que sabía español, porque si no no hubiera sido capaz de moverse por aquel extraño mundo. Aunque aquella ventaja no le haría ignorar el hecho de que tenía que investigar sobre las razones por las que el idioma de la Séptima Estrella era el español. No tenía ningún sentido lógico, a no ser que...
Melissa —llamó Elybel, sacándola de sus cavilaciones.
La interpelada se despejó y miró directamente a los ojos de la elfa, interrogante.
¿Sabes élfico? —preguntó primero. Melissa negó con la cabeza, y Elybel sonrió—. Entonces te explico la situación —prosiguió—. El Jefe ha aceptado de buena gana el que os quedéis a pasar la noche en Falesia, en una choza que está deshabitada. Los dos dormiréis allí, con la condición de que mañana por la mañana os vayáis. —Entonces Elybel acercó su rostro a la oreja de Melissa—. Algunos no están de acuerdo en que humanos se alojen en Falesia, por eso mismo se tienen que poner condiciones —le habló en un susurro.
Melissa lo entendió a la perfección. Normal, los humanos no tenían el alma tan protectora y pura que poseían aquellos elfos. Y aún se lo aplicaba a ella misma más que los demás, dado que venía de otro mundo donde la violencia estaba presente por todos los lados, y donde ya casi nadie respeta nada de su entorno. Aunque no quisiera, alguna influencia se le metía en la mente.
¡Elybel! —llamó una voz femenina.
Elybel se volvió y descubrió a la elfa que antes había caminado tras el Jefe.
¡Dis gegu, Senlya! —respondió.
Volvió de nuevo la cabeza y guiñó un ojo a Melissa despidiéndose. Luego miró a Crad y alzó la mano derecha.
¡Insy!
Insy —respondió Crad.
Y Elybel se alejó con la supuesta Senlya. A Melissa le pareció que esta le lanzaba una mirada acusadora y escalofriante, que hizo que se estremeciera entera. Lo cierto es que mirar a Senlya es como ver a Elybel de mayor y con lentillas.
Son hermanas.
Melissa giró la cabeza y vio a Crad junto a ella, con su típica pose de las manos sobre la cabeza y rostro inexpresivo.
Lo suponía —dijo Melissa desviando la mirada hacia la gente que volvía a amontonar madera rota, enferma, y que ya no les servía a los árboles. Clarysse estaba allí, esforzándose por no caer al suelo a causa del peso de su tronco—. ¿Puedo ir a ayudar? —preguntó haciendo un gesto con la cabeza.
Crad se quedó en silencio unos segundos, mirando hacia el sitio señalado y a Melissa consecutivamente.
Si quieres... —respondió encogiéndose de hombros—. Pero se supone que eres la invitada y no tienes por que...
Demasiado tarde. Melissa ya se había dirigido hacia donde estaba Clarysse para ayudarla a acarrear el pesado tronco. La niña elfa le sonrió agradecida, y sus mofletes se volvieron aún más rosados.
A un par de metros, Crad lanzó un suspiro. Y luego, también él sonrió, sorprendiéndose a sí mismo mirando a Melissa.



Sus labios pronunciaban una nueva maldición. La situación se le había escapado de las manos. Había estado demasiado ocupada con su pasado, y ahora era demasiado tarde como para volver atrás. La joven a la que seguía había desaparecido. Así, sin más. Lo sabía, pues ya no sentía su presencia en Adralish. Ni la de ella, ni la del joven que la acompañaba.
Tras preguntar a varios pueblerinos y rondar por los alrededores, había supuesto que partieron a dondequieraquefueran al alba, cuando se atisbaban los primeros rayos de luz. Pero no sabía adónde habían ido, y el camino podría ser demasiado largo y duro incluso para alguien como Syna.
Frustrada, echó una ojeada a su alrededor. Alguna pista, algún lugar por donde comenzar a buscar. Aquel bosque era demasiado grande y espeso, y adentrarse en él era como entrar en un laberinto. Si no te lo conocías bien, podrías quedar perdido el resto de tu vida. Pero no se preocupaba por su chica. El joven con quien iba había nacido allí, y se sabía el bosque como la palma de su mano.
Quién iba a decirle que sería tan fácil conducir a la joven a su destino. Aunque lo cierto es que dudaba de si aquel chico sabía quién era ella.
El relincho de un caballo llamó su atención. Miró hacia el origen del sonido, y descubrió que no solo era un caballo, si no varios. Estaban atados a un poste, delante de una taberna.
Sonrió para sí.
Al fin algo le salía bien en aquel día.

11 comentarios:

  1. Increeeeeeeeeeiblemente Perfecto!
    ha sido un pelin largo pero vamos super interesante!!! Me gustan los elfos aunque y espero que se pongan del lado de los buenos. Creo que Crad, empieza a tener algo de curiosidad por Melissaa :)
    Qeu misterio con Syna, quiero sabes mas :)
    Besitos de Azucar!!
    P.D.: nuevos capitulos en mi blog ;)

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    1. Jajajajaja^^ me alegro de que te guste, temía que fuera algo aburrido de leer, por eso he metido todo lo descriptivo en un capítulo, y me ha quedado algo largo... :S

      ¡Muchos besos, encanto! <33

      PD: *-* Ahora estoy en clase, por lo que no podré leerlos, pero en cuanto llegue a casa, me pondré en tu blog :DD

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  2. Leí un comentario de una chica en un capítulo anterior que decía que esperaba que Crad y Melissa no acabaran juntos porque sería muy obvio. Pero a mí me parecería genial<3
    Nono, en serio, yo quiero que terminen juntos. Bueno, en realidad, quiero que Crad termine con alguien, no importa quién sea. Es que jop, no me lo imagino enamorado y debe ser taaaaaaaaaan cuqui <3
    Bueno..también puede ser de mí, eh JAJAJAJAJAJAJAJ

    Me encanta Syna, aunque me hago un lío con algunos nombres de la historia porque me cuesta recordarlos y luego los veo aparecer y no sé quién es quién T________T

    No fue nada aburrido de leer y no fue largo. NANANANANA, quiero saber cuántas páginas de Word/Open Office etc te llevó este capítulo y luego te diré si es largo o no JAJAJJAJAJAA

    Me encanta amor<3
    Teadoro:)

    PD: ¡Para que veas que aprovecho el tiempo! Ya tengo escrito el Prólogo de Corazón de Fuego y es más largo que el epílogo de el último guardián ;)

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    1. Jajajajajjajajaja xD Lo sé, temía que pasaría, por eso en la encuesta he puesto entre paréntesis quiénes son (y por eso he acortado el nombre de Crad xD).

      Mmmm... este capítulo ha sido el más largo que he hecho, 6 páginas (normalmente mis capítulos suelen ser de 4), letra 12 Cambria en Open Office xDD

      Uoooooooh!! añdslfjasdpojalkfja *-* Tenemos Submundo/Inframundo para rato entonces (bien, bien, yupi, yupi). Ahora sólo te falta subirlo xD

      Aiix, muchas gracias cariño <33
      Yo también te adoro :D

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    2. Pues mis capítulos suelen ser de seis páginas en letra Times New Roman y el último fue de ocho y yo dije: ¡es largo! y respondéis: ¡es corto, farsante! JAJAJAJAJAJAJAJAJA

      Nah, en realidad el prólogo es del Submundo. ¡¡¡¡Y SALE LARISSA!!!! (Aunque al final y solo brevemente, pero ya os cansaréis de ella, tranquila JAJJAJAA)

      Uf, subirlo. ¡Algún día...! Necesito acabar de decorar el blog y ordenarlo todo y Lucía tiene que terminar de hacer la portada.

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  3. Capítulazooo!!!! Primero, ¿Tú sabes lo afortunada que eres por tener la mente que tienes? Tienes Ideas impresionantes. El lugar donde viven los elfos es increíble, me encantaría vivir ahí... es tan natural! El idioma de los elfos de donde demonios lo sacaste?
    La elfa según me la imagine es preciosa, y me encanto eso de que le diera un abrazo a Crad aunque esperaba que ella se pusiera un poco celosa o algo :P
    El zorrito, si parecia un peluchito bonito preciosoo! Quiero uno :D
    Syna me da la ligera impresión de que tiene, un poco-bastante-mucha suerte, aunque supongo que después de todo lo que ha vivido por encontrarse a unos caballos no le recompensa lo suficiente...
    Melissa es super buena en serio, sigo envidiandola y ahora encima envidio a su creadora, ya me gustaría tener tu mente prodigiosa
    Bueno me tengo que ir a hacer deberes algo que odio con todo mi ser, ya sigo cuando escriba mi cap (que me toca subirlo mñn y no escrito mas que el Capítulo 14 y el POV de la persona que lo va a hacer) Chaoo
    Bss

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    1. Sofiii!^^ Santo Grial, veo que te estás leyendo todos los capítulos de corrido... Wiii!*^* <33
      TT El lugar donde viven los elfos es mezcla de la foto que encontré para el capítulo y de mi intento por verse distinto (sí, llevo rompiéndome la cabeza desde siempre para que las cosas no se vean tan simples como iban a ser TT). El idioma de los elfos me lo invento, al igual que el nombre de Cradwerajan xDD No sé, me sale solo xDD
      Uuuh, Elybel... Bueno, sí que tiene una extraña reacción al principio...;)
      Jajajajajajajjajaja xDD sí, el zorrito es muy potito^^
      Syna va a estar lanzando maldiciones durante mucho tiempo xDD
      Bueno, bueno... Lo de Melissa ya se verá luego en capítulos posteriores, que va a pasar algo con ella que a mejor cambias de opinión o algo... No sé, depende:)
      DEJA DE DECIR ESAS COSAS TT TÚ TAMBIÉN TIENES UNA MENTE PRODIGIOSA TT Flipé con lo de la biblioteca secreta de la familia de Arthur<33 Y el vídeo de la Keila... Oiiix, fue súper emocionanteee :'DD Y luego está la escenita en el baño de Arthur y Bea XDDDDDDD Nunca me olvidaré XDDDDDDD
      Jajajajajjaja xD a mí también me toca subirlo mañana, pero al final no lo subiré -.- He sacado un 2,25 en el examen de mates y tengo recuperación. Y luego tengo una burrada de exámenes más TT

      ¡MUCHOS BESOS!^^

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  4. Nyaaaaaaa! aquí estoy de nuevo! ya sabes lo que me paso ayer... pero bueno, hoy ya estoy bien y lista para leer jurjur.
    Me ha encantado el capítulo (como siempre, super fantástico) y no ha sido largo ¬¬ al menos, a mi se me ha hecho corto...
    En serio, adoro a Crad-Melissa *___________________________* Los elfos molan, me gusta mucho el lugar *________*
    Por cierto, que es eso de <>? y que pasa entre Crad-Elybel?
    Y bueno, Syna sigue tan misteriosa como siempre así que... nada, a leer se ha dicho ^^
    Sigue así bonita!!! (puede sonar raro que diga bonita, pero es mi forma de decir guapa xDDD) besoos

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    1. Aló! ^___^ No te preocupes, ya te dije que no pasaba nada:) Tú tómate el tiempo que quieras :D
      Aix, muchas gracias *-* Ya, bueno, a lo mejor a ti no te ha parecido largo pero a otro gente sí... No sé D: Aunque este creo que es una página más larga que los que escribí hasta entonces:) Ahora creo que los hago como este o un pelín más largos, depende:)
      Awwwww, cuánto me alegro *^* Sí, lo sé, a mí también me gustaría estar en Falesia *___* Ahí tengo mi casa de vacaciones de verano ^-^
      ¿<>? Eing? xD Explícate xD Crad-Elybel? Hmmm, quién sabe xD
      Jajajjajaa xD Syna nunca va a abandonar su aire misterioso, y por eso la adoro tanto <3
      JAJAJAJAJ XD No pasa nada, me adapto ^-^
      ¡¡Muchos besos!!*^* ¡¡Y muchas gracias!!:DD En serio, qué emoción me da leer tus comentarios :')

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  5. ¡C-A-P-I-T-U-L-A-Z-O! A pesar de que ya me llevo leyendo cuatro capítulos seguidos y me esté muriendo del sueño, comento, todo, todo, todo. Aunque sea arriesgándome a caer dormida en el teclado del ordenador. JAJJAJAJAJJAJA.
    ¡Me encaaaaaantó! ¡Y al final aparece Syna! ¡SYNA! Espero que aparezca mucho en los capítulos siguientes *-*

    Algo me dice que Crad se va a enamorar de Melissa... Mis instintos... O mi penetrante mirada (? JAJJAJAJAAJJAJAJAJJAJAJAJAJ. O mi subconciente :O
    Bah, que no ha sido corto, ¡eh! Y me gustó incluso que sea más largo. O... Tal vez me resultó más largo porque mis ojos no dan más y me esté desmayando del sueño. :D

    Bien, y aquí termina mi comentario porque ya no doy más. xDD Escribes genial y me encanta leerte, *^* Me jui a dormir porque me cansé la vista de tanta computadora :DD

    ¡Un besazo, Ana! Mañana u otro día seguiré leyendo (:

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Muchísimas gracias por tu comentario :)