Miembros de la Séptima Estrella

lunes, 6 de febrero de 2012

[L1] Capítulo 8: Dolorosa traición (Segunda parte)




Se arrebujó un poco más con las mantas. A menudo le solían venir escalofríos a causa del frío que entraba entre las grietas de la tela. Para dormir más cómoda, sólo se había quitado el corsé, y se había quedado con la falda azul y la blusa blanca. Se había metido en la cama, donde tan sólo había una gruesa manta. Pero a Melissa no le había bastado, por lo que su capa azul cielo descansaba sobre la manta y ella.
No sabía qué hora podía ser –si es que había horas en ese extraño mundo–, pero tenía la certeza de que ya era bastante tarde. Y ella seguía sin dormirse. Contrariada, se giró sobre sí misma. Había estado mirando hacia la tela todo el tiempo, dándole la espalda a Crad. Pero ahora la incomodidad le exigía aquel movimiento.
Su sorpresa fue grande cuando descubrió que Crad se había quitado la camiseta y su manta casi ni lo tocaba. «Gracias a Dios –pensó Melissa–, al menos lleva pantalones». Y se preguntó cómo no podía tener frío, si ella estaba completamente helada. Tuvo el impulso de pedirle su manta, pero al ver la cara de ángel que mostraba, lo reconsideró. En aquel momento, Crad parecía vulnerable, alguien que nunca había roto un plato. Aquella imagen era digna de una foto, pero ella no tenía cámara de fotos, y dudaba que alguien en Anielle la tuviera. Lo que aquel inocente panorama se estropeó cuando Melissa descubrió la daga de Crad junto a él, en su mesilla de noche. Sabía que cualquier ruido extraño le serviría al joven para levantarse rápidamente e insertar la hoja de la daga en el corazón de cualquier atacante.
Se estremeció de arriba a abajo, no supo si por las imágenes que le vinieron a la cabeza o por el frío.
Y entonces los ojos de Crad se abrieron súbitamente, y Melissa se sobresaltó, presa del susto que se había dado.
Crad rió levemente.
Imbécil –gruñó Melissa, dándole la espalda de nuevo.
¿No puedes dormir? –preguntó Crad tras un breve silencio.
No –respondió ella secamente.
No estás acostumbrada a dormir en cabañas como estas, ¿verdad?
¿Y tú sí?
Obviamente que sí.
De nuevo, un silencio se formó entre ellos dos.
¿De qué os conocíais Elybel y tú?
Melissa maldijo para sus adentros tras darse cuenta de lo que había preguntado. La frustración de no poder dormir le impedía pensar antes de hablar.
Pero a Crad pareció no importarle la pregunta.
Bueno... Cuando Yaiwey nos acogió en su casa a mi hermana y a mí, yo no estaba convencido del todo. No me gustaba estar encerrado.
Melissa abrió los ojos como platos y giró la cabeza por encima de su hombro para poder mirar a Crad directamente. Él siguió impasible, mirando al techo, perdido en los recuerdos de su infancia.
Por lo que un día, madrugué y me fui al bosque sin decir nada a nadie. Por desgracia, me perdí. –Sonrió–. Jusho ya se encontraba alto en el cielo cuando descubrí a una pequeña elfa pelirroja observándome con curiosidad entre los árboles.
¿Jusho? –preguntó Melissa, extrañada.
Sí. Ya sabes, la bola esa que sale de día e ilumina todo –respondió Crad.
Melissa se quedó atónita. Otro nombre raro que aprenderse. Tendría que optar por papel y lápiz.
Y bueno, salió de su escondite y yo le expliqué que venía de Adralish y me había perdido. Elybel me dijo que ya se lo pensaba, que solía haber mucha gente que se perdía cada día en aquel bosque. Pero me dijo que mi pueblo ya quedaba muy lejos, y que lo mejor era que fuera con ella a Falesia.
¿No te dijo que ella era una elfa?
Yo lo supe desde el principio, dadas sus orejas puntiagudas, y Elybel lo percibió, por lo que no me dijo nada. Así que me acompañó hasta la ciudad-refugio de los elfos de este bosque.
¿Os acababais de conocer y ya te confiaba el secreto de su ciudad-refugio? –preguntó Melissa sin salir de su asombro.
Los elfos tienen como un sexto sentido que les dice de quién fiarse y de quién no. Bueno, en realidad cada uno lo interpretan a su manera. Por eso a Valenanen, el elfo de pelo azul, no le caes bien, porque ha interpretado de otra forma su intuición. Y en cambio a Clarysse le caes estupendamente.
Yo creía que a Clarysse le caía bien todo el mundo... –murmuró inconscientemente.
Crad rió.
No –dijo cuando se hubo calmado–. Valenanen no le cae bien.
Y luego, silencio. Un tenso silencio que Melissa enseguida rompió cuando recordó algo. Se volvió completamente hacia Crad y lo miró fijamente, muy seria.
¿Qué demonios es un Enviado?
Ninguna palabra obtuvo como respuesta. Ambos se miraban, ambos se hablaban con la mirada. Crad le decía que no estaba dispuesto a decírselo, y Melissa le decía que podía estar así toda la noche. Al fin, Crad suspiró y desvió la mirada hacia el techo, sintiéndose vencido. Melissa sonrió triunfal antes de que él comenzara a hablar:
Cuenta la leyenda –relató– que unos héroes que proceden de más allá del cielo, de más allá de las estrellas, llegarán a Anielle con el fin de salvar a sus gentes, de hacer llegar la paz y la felicidad a este mundo. Se les llama Enviados, y los estamos esperando desde hace tanto tiempo que nadie lo recuerda.
Y se calló por completo, como indicando que no hablaría más.
No me lo estás contando todo –replicó Melissa.
Crad bufó.
Bueno, algunos dicen que es una leyenda, otros, una profecía –prosiguió a mala gana–. Nadie sabe qué es en realidad, pero todos creen ciegamente en esa teoría. –Volvió a callarse, y miró a Melissa. Esta le taladró con la mirada, obligándole a continuar–. Y dicen que los Enviados tienen los ojos de un azul cielo y que aparecen de repente en cualquier lugar.
«Mierda», se dijo Melissa. ¿Qué significaba aquello? ¿Ella era una Enviada realmente? No, ella no era capaz de llevar la paz y la felicidad a aquel mundo, y mucho menos poder salvar a sus gentes. Ella no era una heroína que provenía de «más allá de las estrellas». Ella era una simple huérfana que había caído en un portal que llevaba a otro mundo por pura casualidad.
¿Y tú crees en eso? –preguntó en un intento de que no se notara su nerviosismo.
Crad se quedó pensativo durante un momento. Luego, volvió a desviar la mirada.
Si te soy sincero, no –respondió rotundamente–. Los únicos que podemos hacer llegar la felicidad y la paz a este mundo, somos los que vivimos aquí. Además, esa teoría es demasiado irreal para ser cierta. Por favor. ¿Alguien que proviene más allá de las estrellas se tiene que molestar en viajar a Anielle para salvarlo? Venga ya. Es una simple escusa que tienen los sacerdotes para incrementar las esperanzas de la gente y ganar más dinero en donaciones u otras cosas de esas.
Vamos, que no crees en nada relacionado con la religión, las profecías y todo eso, ¿no?
Yo creo en la realidad. –Bostezó–. Y la realidad es la que vivimos cada día. Aquí hay miseria y destrucción. Fin de la historia. No van a venir ni héroes ni milagros. A apechugar con lo que se tiene. Buenas noches.
Le dio la espalda a Melissa y se quedó quieto. Cogió la manta y se la pasó un poco por encima del torso, cosa que la joven agradeció, ya que le provocaba frío el hecho de tener que ver que él podía estar sin camiseta y no tiritar ni quejarse.


Una hora. No, dos. Quizás tres. No llevaba la cuenta, no tenía reloj. El caso es que no había forma de dormirse.
Había estado a punto, se había encontrado en ese estado en el que estás entre el sueño y la realidad, pero cualquier sonido la había alertado. Un bicho, cualquier otro animal, el viento. Todo le servía para que volviera a abrir los ojos.
Frustrada, se levantó de la cama, cogiendo fuertemente la gruesa manta. Miró a Crad. Roncaba. Literalmente. Roncaba. Otro sonido más que añadir a la orquesta nocturna.
Estuvo unos segundos quieta, hasta que decidió salir fuera a despejarse. Con rapidez y mucho frío en el cuerpo, se ató su capa azul al cuello y cogió la flor que Clarysse le había regalado. No se la había puesto en el collar por miedo a romperla, ya que la veía muy delicada. Pero ahora le apetecía salir con ella al exterior, por lo que pasó el hilo verde por la cadena de plata. Posteriormente, salió al exterior, no sin antes volverse y observar al durmiente Crad. No se había percatado de nada. Tendría que estar muy cansado.
Fuera hacía más frío que en el interior de la cabaña. Mucho más frío. Los farolillos estaban apagados en su mayoría. Sólo quedaba uno cerca de cada cabaña. Melissa miró directamente al cielo, hacia Sijahn. Seguía allí, pero esta vez estaba más en el centro. Era increíble ver un satélite desde tan cerca. Parecía algo irreal, como un sueño.
Pero entonces algo captó la atención de la joven. Una sombra vestida con una capa gris, advirtió, la observaba desde lo alto de un árbol, junto a la cabaña más grande de todas. Enseguida se escondió en las sombras, pero Melissa adivinó que se trataba del Jefe. Algo como un alcalde para Falesia.
Otro movimiento desvió de nuevo su mirada. Esta vez se encontraba a su izquierda, y era una figura envuelta en una capa oscura, muy oscura. Melissa, presa de un súbito pánico hacia lo desconocido y el misterio que llevaba consigo aquel loquefuera, se vio obligada a esconderse tras la cabaña.
Y entonces la figura volvió la cabeza, para asegurarse de que nadie la seguía.
Y Melissa descubrió que se trataba de Senlya, la hermana de Elybel, la mano derecha del Jefe.
En cuanto la elfa se aseguró de que nadie la perseguía, se adentró en la espesura de los árboles, con aire siniestro. Melissa se quedó quieta y pensativa, sin dejar de observar el lugar por donde Senlya había desaparecido.
«La curiosidad mató al gato, Melissa –pensó para sí misma–. No. Lo. Hagas».
Dicho esto, y tras unos segundos sin moverse, suspiró y, con el mismo aire misterioso que portaba Senlya, se encaminó hacia la oscuridad. Demasiada adrenalina en el cuerpo como para darse cuenta de que el Jefe la observaba de nuevo desde lo alto.


Presentía que el alba estaba cerca. Al igual que presentía que se había perdido. «Dichoso bosque –pensó para sí misma mientras miraba a su alrededor, montada en su caballo negro–. Es cierto lo que dicen de que te puedes perder muy fácilmente...». Le había costado lo suyo admitirlo, pero al fin no le había quedado más remedio.
Cuando, de repente, una chispa de esperanza renació en su interior. Golpeó el costado del caballo con el pie, para que fuera más rápido hacia el lugar indicado. Bajó de un salto apresuradamente, sin esperar a que el animal se detuviera del todo. Sus nervios estaban a flor de piel.
Se colocó delante de un árbol en concreto. En dicho tronco, clavada estaba una flecha. Syna la arrancó de la corteza y la examinó detenidamente. En la punta afilada había un dibujo: una hoja que se podría dibujar perfectamente sin soltar el lápiz.
El símbolo de Falesia –dijo Syna en voz alta.
Su mano se apoyó en el tronco del árbol. ¿Qué significaba aquello? Observó la herida que la flecha había dejado en la corteza. Parecía reciente... Más o menos cerca del atardecer del día anterior. Volvió la cabeza de nuevo hacia la flecha. ¿Aquello significaba que los dos jóvenes habían sido atacados por los elfos? ¿Era posible que estuvieran ya muertos?
Miró a su alrededor, con un atisbo de nerviosismo. No había sangre, por lo que eliminó parcialmente aquella posibilidad. Pero aquello no ocultaba el hecho de que seguía sin saber dónde se encontraban exactamente. Era evidente que un elfo los había atacado, o al menos lo había pretendido. Pero no los había matado, a no ser que lo hubiera hecho en otro lugar. A lo mejor habían sido perseguidos, pero Syna no estaba segura de esa idea. Los elfos de Falesia eran demasiado pacíficos.
La frustración corrió por sus venas. No le gustaba aquella situación. Ya se estaba hartando de que cada vez que estuviera a punto de cogerla, se le escapara de nuevo.
Aferró fuertemente la flecha, presa de la furia.
Y entonces el caballo relinchó, y una extraña sensación cálida le abofeteó el lado derecho de su rostro. Giró la cabeza, y retiró la mano bruscamente del árbol.
Fuego. Lo había provocado ella, gracias a su... sexto sentido.
Las llamas enseguida se alzaron hacia arriba, quemando ligeras ramas que prendieron antes de que Syna pudiera reaccionar. En un abrir y cerrar de ojos, toda la copa del árbol ardía en la noche, y el caballo estaba cada vez más nervioso. Pequeñas hojas en llamas cayeron sobre la hierba, lo que provocó que esta empezara a arder también. Syna se vio obligada a correr hacia el animal y subir a la silla de un salto. Pero, en lugar de alejarse por la dirección por la que había llegado, se fue hacia la contraria, adentrándose más en el bosque. Sabía que eso era un peligro, pero encontrar a aquella joven era de vital importancia.
Tras su espalda, el fuego seguía extendiéndose con rapidez.


«¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy haciendo?», se repetía Melissa una y otra vez.
Avanzaba con precaución. La luz era escasa, y no lograba ver qué era lo que pisaba, lo que incrementaba su torpeza. Pero sabía que iba por buen camino, porque si forzaba la vista, conseguía ver a Senlya unos metros más adelante, tan misteriosa como siempre.
Y entonces la elfa se detuvo. Melissa se agachó rápidamente, temerosa de que la hubiera descubierto. Su sorpresa fue grande cuando oyó voces. Era la voz de Senlya, no cabía duda. Pero había alguien más... Un hombre.
La curiosidad le pudo, y empezó a avanzar a ras del suelo hacia la posición de la elfa. Sabía que ella no era sigilosa, sabía que lo más seguro era dar media vuelta y volver a la cabaña. Pero no podía hacerlo. DEBÍA saber qué era lo que Senlya tramaba.
Nuestro señor exige noticias tuyas –dijo la voz masculina. Era aterciopelada y bella, pero tenía un cierto ápice de maldad que a Melissa le ponía los pelos de punta.
Lo sé –respondió Senlya. Su voz también era bella, y cálida como una tarde de verano. Pero aquella sensación escondía una frialdad desconocida. Era extraño asociar aquel sentimiento a una elfa de aspecto tan frágil y delicado como ella–. Pero he estado ocupada. El Jefe no se ha separado de mí durante mucho tiempo. Temo que me haya descubierto.
Sabes que si lo que dices es cierto, nuestro señor te matará, ¿verdad?
¿Y qué quieres que haga, Bowar? Todos sabíamos que esto tenía que pasar tarde o temprano. El Jefe de Falesia es demasiado inteligente como para poder engañarle tan fácilmente. –Había alzado la voz, alterada–. Esto ya estaba durando demasiado –añadió en un susurro que a Melissa le costó captar.
La joven se escondió tras un árbol y asomó ligeramente la cabeza para poder descubrir quién era el hombre. Su respiración se cortó de pleno terror. Era alto, muy alto, y tenía una gruesa armadura negra que brillaba incluso bajo la azulada luz de Sijahn. Su cabello era de un rubio tan claro, que casi parecía blanco. Y sus ojos... lo delataban.
Era él, no cabía duda. Era el guerrero con el que se había encontrado Melissa solo llegar a Anielle. Nunca olvidaría sus ojos. Verde intenso... algo hermoso y escalofriante al mismo tiempo.
El supuesto Bowar se acercó más a Senlya, y apoyó sus manos sobre los hombros de la elfa.
No digas eso, Senlya –dijo dulcemente. Melissa no pudo evitar estremecerse ante el cariño y la maldad entremezcladas que había en aquella frase–. Si te descubren, intentaremos convencer a Gouverón para que te dé una segunda oportunidad.
Los pensamientos de Melissa comenzaron a entrelazarse, haciendo que la joven comprendiera al fin la situación. Senlya había traicionado a toda Falesia. Era una traidora. Estaba en el bando de Gouverón.
Pero entonces, todo el extraño cariño que se había formado alrededor de la elfa y el guerrero se esfumó por completo. Bowar desenvainó su espada y se puso en posición atacante.
Hay alguien aquí –anunció con su nueva voz atronadora–. Nos ha oído.
Melissa escondió su cabeza y se arrebujó contra el tronco del árbol, nerviosa. La habían descubierto, no cabía duda.
Se oyeron los pasos del guerrero sobre la hierba. Melissa estaba segura de que Bowar estaba acercándose poco a poco a su posición. Asimiló que iba a morir. No tenía escapatoria.
¡Ahí está! –exclamó Senlya.
«Ya está –pensó Melissa–. Todo ha terminado. Solo respira hondo y aguarda tu muerte con honor, Melissa. Porque es lo único que te queda ya».
La espada relució. Un grito femenino resonó en la noche, asustando a varios pájaros que alzaron el vuelo desde los árboles.
Melissa creía que el grito había salido de su garganta. Creía que la oscuridad que la invadía no era más que la muerte. Pero entonces se le ocurrió abrir los ojos. Y descubrió, con asombro, que ella no había abierto ni siquiera la boca.
Asomó la cabeza tras el tronco, asustada.
El corazón se le detuvo de súbito, los ojos se le agrandaron, humedeciéndose ligeramente, su rostro palideció y las náuseas y el mareo se abalanzaron sobre ella.
Sangre, sangre por todos los lados. Su hedor impregnó el ambiente enseguida...

11 comentarios:

  1. PEDAZO DE CAPITULOOOOOOO! asi de claro te lo digo, osea se que la hermana gemela es mala.... buf.. algo tuvo que hacer,y el jefe porque no ha evitado la muerte 0.0!!
    Y Crad sin camiseta, como puede pasar frio con el??? que se abracen leches!
    Jajajaja me esta gustando la historia, peresiento que el incendio se Syna, alertara a los elfos ;)
    Besitos reina!

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    1. *-* ¡Muchísimas gracias!

      Puajajajaja!! xDD No pienso dejar que hagan ningún signo de cariño una noche fría en el octavo capítulo si se acaban de conocer TT Sería un poco... ¿raro? Jajajaja <33

      Aiiix, y luego la lista soy yo^^

      Muchos besos para ti también, cari <33

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    2. PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO, PREMIO. ¿Donde? en mi blog! ¿Para quien? Para ti!!!
      Besitos!

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  2. SYNAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
    TÚ MOLAS.
    Oh por los Dioses que bien se llevaría con Scarlett, las dos fogosas *-* <33
    SANGREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE YEAAAAAAAAAAAH VIVA LA SANGREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE XDDDDDDD
    *Demasiado emocionada*

    Syna.
    Syna.
    Synaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

    Es tan genial (L)_(L)
    Mmmm... me apuesto algo a que Melissa y el de ojos verdes tienen algo e.e
    Ñej, yo quiero que alguien (Crad a ser posible) acabe con Syna!!!!!!!!!!! ;_;

    CRAD X SYNA FAN CLUB XDDDD

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    1. Jaaaaaajajajajajjaja xDD Mírala, la loca por Syna <33 Dios mío, al final la vas a asustar O.O Esto es una obsesión xD Pero me encanta! *-*

      Puajajajaja xD Fogosas... Pero Syna no es ninguna Elementar del fuego ni nada de eso, no pienses que te he "plagiado" T^T

      Jojojojojojojo^^ Pues ayer me puse a hacer un pequeño esquemita de la historia, y ya tengo quién se queda con quién, quién muere, y quién de todo :D (incluido TU personaje). Incluso tengo el último capítulo de toooda la historia xDD (momento la loca de los futuros lejanos).

      ¡Muchos besos! <33

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    2. ¿Plagiado? T_T ¿Pero de qué hablas JAJAJAJAJA? Te veo paranoica JAJAJAJJAJAJAJAJAJAJA

      Vale, vale, ya me controlo. Syna es guay. Simplemente quería que lo notases XDD Además es muy misteriosa *-*

      Ooooooooh esquemitas? Vaya, qué chica tan organizada. Pues que sepas que yo lo hago todo a bote pronto, sin organización ni porras XDDDD No sé aún quién se queda con quién y pensaba hacer que cierto e importante personaje muriera en CDF (Corazón de Fuego) pero ahora ya no estoy segura T______T Es que le cogí tanto cariño T^T

      Lo único que tengo decidido SÍ O SÍ es el futuro de Scarlett. ESO FIJO.

      OOOOOOOOOOOOOH Que curiosidad T^T ¿y en qué cap más o menos saldrá mi personaje? Qué emoción, ay te quiero XDDD

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  3. c,m,m ba,lmdf :OMFGGGGGGGGGGGG: CAPITULAZO , por donde empiezo ¿por lo calentita que voy a dormir esta noche imaginandome a crad sin camiseta? ¿ por la guarra de la hermana elfa? XDDDD
    Dios es que me ha encantado he sentido el miedo de melissa al ver como se acercaba Bowar :o ¿y el jefe que hacía por allí? ¿y a quien han matado? :oooooooooooo estoy alucinando ¿de quien es la sangre ? ¿ha venido crad a matar a todo dios ? ¿o ha sido syna ? que por cierto con lo del fuego me he quedado T_T syna es bestial.
    ES QUE SIGO CON LA ADRENALINA EN EL CUERPO *_* Enserio sigo diciendo que alucino con tu forma de escribir tan detallada que es que me haces meterme en la piel de melissa

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  4. DIOS!!!!!!!! como me ha gustado!!!! es que escribes geniaaaaaaaaaal *_____________________________* en serio, me ha encantado. Quiero Crad-Melissa jo... Debería haber estado sin pantalones también ¬¬ xDDDDD Que flipe que la hermana de Elybel sea una traidora ò.ó ¡Al fin apareció el guerrero del principio! dije que quería saber quien era y estoy cerca de descubrirlo jorjorjor. Deseando saber que pasa. Y a Senlya ya la han pillado (el jefe estaba mirando, me ha parecido entender... Pues que se joda, por traidora ¬¬) Creo que la sangre es porque Syna a venido a matar buajaja ¿será cierta mi teoría? ¡Voy a comprobarlo! Sigue así ^^

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    1. AAAAAH, GRACIAAAAAAS *^* Pero mirando por encima el final de este capítulo ya he encontrado cuatro o cinco fallos xP Buff, cuánto me alegro de que te guste tanto :') <33 SIN PANTALONES XDDD Cuánta hormona veo yo aquí xDD
      Ya se sabe, no se debe confiar en nadie;)Pobre Senlya, a mí me cae bien xD Y Bowar es otra historia, es muy raro. Jajajja xD ¿Syna? Hmmm, ¿quién ha hablado de Syna?

      Venga, suerte;) ¡MUCHOS BESOS, TE ADOOOOOOROOOOOOO!<333333

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  5. wuoo!!! super interesante!!! este capituloo!!! me encanto!!! de verdad...

    Un beso

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  6. AHORITA ME LEO EL SIGUIENTE CAPITULO. QUIERO SABER QUIÉN MUERE. Blood, blood(?♥♥♥

    No tienes idea de cuantas ganas tengo de actualizarme en los capis TTuTT aweeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!<3333333333333333333333 ¡¡¡amo este capítulo!!! SYNAAAAAAA, amo esas cosas de los sextos sentidos, y el fuego VASDGVSYDASVG es tan genial ;u;
    Syna es muy genial, me encanta el nombre, el carácter, todo advastdv♥ pero que tenga el sexto sentido del fuego es muy guayyy!!!!!! :DD Kyyaaaa~ Adoro los nombres así todos raros como Cradwerajan, Syna, Bowar, Senlya, ELYBEL♥ La aaaaamo<3 Syna y Elybel son mis favoritas hasta ahora :3

    Y bueno... qué decir, jajaj ¡¡PEDAAZO DE CAPITULO!! Me encantó <3

    Un beso!

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Muchísimas gracias por tu comentario :)