Miembros de la Séptima Estrella

lunes, 17 de septiembre de 2012

[L1] Capítulo 22: Recuperando recuerdos





El frío se le pegaba en la piel y le llegaba hasta los huesos, provocándole una congelación del cuerpo lenta y dolorosa. El ambiente era húmedo y desagradable. Todo era oscuridad, no se veía absolutamente nada, y se tenía que ir palpando las paredes para reconocer la sala. En efecto, era una celda construida bajo el castillo en el que habitaba Gouverón. Una celda oscura y fría, en la cual te sentías terriblemente solo.
Un grueso anillo de hierro pesado y oxidado rodeaba el tobillo derecho de la mujer. Las cadenas que colgaban apenas tenían dos metros, por lo que la dama se sentía muy inmovilizada. Pero ya llevaba años sin ser libre, sin poder correr por las calles de su antigua ciudad, recordando los momentos de su niñez, embriagándose de los sonidos y aromas que tan bien conocía. Desde aquel día que se la llevaron, separándola cruelmente de su pequeña niña, no había vuelto a palpar la libertad.
Su niña... Ella estaba muerta. Muerta a los cuatro años. Estaba tan segura de ello como nunca lo había estado de nada. Y su otra hija seguramente también lo estaba. Si la habían encontrado, claro estaba. Pero aún albergaba la esperanza de que hubiera sobrevivido, de que las sacerdotisas del Templo de Keyah la hubieran cuidado y refugiado de Gouverón y sus guerreros.
Un dolor atroz le golpeó el pecho, y los ojos le empezaron a escocer. De nuevo, la angustia se apoderó de ella. El no saber con certeza qué había ocurrido con sus hijas le provocaba un dolor interno imposible de sanar.
Y gritó. Y lloró. Y maldijo a Gouverón y todos sus secuaces. Y maldijo su vida. Quería morir, pero algo le impedía quitarse la vida. Sentía que aún quedaba algo en ese mundo que echaba sus brazos hacia ella y la aferraba con fuerza, impidiendo que se fuera. Maldijo aquel algo.
Entre sollozos y lamentos, la mujer escuchó un susurro. Intentó tranquilizarse y guardar silencio, aunque su respiración seguía agitada a causa del ataque de nervios.
Cójalo —dijo alguien.
La dama tragó saliva.
¿El qué? —preguntó con voz débil. Buscó en la oscuridad, pero no había nada. Estaba segura de que se encontraba sola en la celda.
En el suelo. Busque.
Tras una vacilación, la mujer obedeció a la voz. Comenzó a palpar el suelo hasta que llegó a la pared y rozó algo suave. Al principio se asustó, pero luego siguió acariciando el objeto y lo cogió. Lo reconoció enseguida.
Úselo, lo necesita más que yo —le dijo la misteriosa persona.
Era un pañuelo de seda fina. A la mujer le sorprendió encontrar aquello en un lugar como ese. Desconfiada, volvió a palpar el lugar donde había encontrado el trozo de tela y descubrió que había un agujero en la pared, a ras del suelo, que comunicaba con la celda contigua.
Gracias.
Se secó las lágrimas con cuidado, usando el menor espacio de tela posible, ya que consideraba que aquel pañuelo era demasiado caro para echarlo a perder con sus lágrimas. Una vez terminado, volvió a dejarlo en el agujero.
¿Quién eres? —preguntó en voz alta, para que la oyese bien.
Al otro lado de la pared pareció oírse una débil risa.
Si lo supiera, se lo diría. Pero ni yo misma sé quién soy. Ni siquiera tengo nombre; no soy nada.
La mujer se quedó atónita con la respuesta. Por el tono de su voz parecía una chica joven, pero tenía un acento muy marcado, similar al de los guardias de las celdas.
¿Cómo es posible que no sepas quién eres?
Porque llevo aquí encerrada desde que tengo memoria. No recuerdo cómo me llamaban, aunque sí que recuerdo vagamente a mis padres y mis hermanos.
¿Y cómo puedes seguir con vida? —preguntó, cada vez más sorprendida.
La joven tardó en responder un buen rato. Quizá se lo pensaba o quizá le costaba admitirlo en voz alta, pero al final se lo dijo.
Hay algo fuera, en este mundo, que me dice que me quede, que no me rinda, que luche. Siento que algún día esa persona vendrá a ayudarme a salir de aquí, aunque ahora todavía no sepa quién es.
La mujer se quedó callada, sin saber qué decir ante aquello. Al parecer, los pensamientos de la gente encerrada allí abajo eran similares. Quizá era el ambiente del lugar lo que hacía que todos creyeran en lo mismo. O quizá resultaba ser el corazón de cada persona el que se llenaba de esperanzas desesperadas.


Los rayos de sol se filtraron por entre sus párpados, provocando así que se despertase de aquel largo y reconfortante sueño. Su rostro se contrajo en una mueca de molestia, dado que el sol le hería los ojos. Miró a su alrededor, intentado recordar dónde se encontraba aquella vez. Al fin cayó en la cuenta de que dormía en casa de Anthony y Guedy, aquel extraño pero amable matrimonio. En la cama de al lado, Melissa todavía dormía, abrazada al pequeño cachorro de beichog sin nombre. En aquel momento parecía una chica tranquila y pacífica, pero Crad sabía que no era así en absoluto.
Se giró hacia el otro lado para mirar por la ventana, y entonces lo vio. Al lado de su rostro, sobre la almohada, yacía un mechón de cabello rojo; un tono de color que Crad reconoció enseguida.
Se incorporó de un salto y lo cogió con delicadeza, como si se tratase de una figura de porcelana y el chico temiera que se le rompiese. Lo observó detenidamente, y en su cabeza comenzaron a formarse miles de respuestas disparatadas al por qué estaba aquello allí.
Elybel se había ido, eso ya lo sabía. Pero si le había dejado un mechón de pelo en la almohada era porque sabía que tardarían en volver a verse. Y aquello lo inquietaba. ¿Adónde habría ido? ¿Qué estaría haciendo? ¿Por qué él no sabía nada? Todo se le hacía muy extraño, y un pensamiento le asoló la mente. Si un mechón de su cabello estaba allí, significaba que Elybel los había visitado por la noche, y él no se había enterado. Maldijo su gran defecto dormilón. Pero después de varios minutos cavilando en silencio, se guardó el regalo de la elfa en un saquito y lo pendió de su cinturón, que colgaba del cabezal de su cama. Rápidamente se levantó y se alisó las ropas con muy poco interés estético. Ni él ni Melissa habían querido aceptar ningún pijama que el matrimonio les había ofrecido por simple cortesía, por ello los dos habían dormido con los trajes normales. Aquello resultó ser una ventaja, porque entonces Crad ya estaba listo para partir. Pero cuando iba a abrir de la puerta de la habitación y a desaparecer tras ella, una voz lo retuvo:
¿Adónde vas, Crad?
El chico suspiró.
No me llamo Crad —replicó sin volverse—. Y voy a cumplir con la misión que me ha hecho venir hasta aquí.
Voy contigo —decidió Melissa sin pensárselo, saliendo ya de la cama con el beichog medio dormido en brazos.
Crad reaccionó enseguida y se colocó frente a la puerta, impidiéndole el paso. Melissa había ido corriendo hacia él, pero no había llegado a tiempo y se encontraba fulminándolo con la mirada y pensando alguna forma de apartarlo de en medio mientras sostenía con fuerza al animalito que se había despejado del todo por culpa del brusco movimiento.
No —sentenció Crad, sin moverse un ápice—. Esta vez voy a ir solo, y tú te quedarás aquí cuidando del bichejo ese.
¡Pero...!
¡Nada de peros! —le interrumpió él—. ¡No puedes venir, es demasiado peligroso para ti!
Se hizo un pesado silencio en la habitación que hizo más incómodo el momento de lo que se había vuelto ya. Solo entonces Melissa se dio cuenta de que estaba casi desnuda, de que había salido de la cama sin acordarse de que había dormido solo con la camisa. Aunque esta le iba grande, apenas le cubría el trasero y poco más. Pero antes de que pudiera ponerse roja, sacudió la cabeza inconscientemente. ¿Desde cuando era así de tímida?
Pero aquí yo no sé qué hacer —confesó—. Son demasiado amables con nosotros y les he dicho gracias tantas veces que me suena hasta egoísta. No les podemos dar nada a cambio y... —Se interrumpió a sí misma al ver la expresión suplicante de Crad—. Es... Está bien, me quedaré —aceptó a regañadientes.
Crad sonrió satisfecho y Melissa lo volvió a fulminar con la mirada.
Adiós, Mel —dijo, remarcando la última palabra mientras le revolvía el pelo sonriente.
Dicho esto, abrió la puerta y comenzó a bajar las escaleras rápidamente, dejando a Melissa sola con el animal en sus brazos. No pasaron más de tres segundos antes de que la chica se asomara por la puerta.
¿Volverás? —preguntó con voz débil.
Después de hablar se arrepintió. ¿Por qué le había dicho aquello? ¿Es que aún estaba atontada porque se acababa de despertar? La pregunta le parecía tan absurda que quería cerrar la puerta y esconderse en la habitación para siempre. Pero en cambio, Crad se detuvo, se volvió hacia ella y con una sonrisa en los labios dijo:
Por supuesto. Alguien tiene que llevarte de vuelta con Yaiwey y Cede.
El mal humor volvió a apoderarse de Melissa.
Adiós, Crad —se despidió sonriendo sarcásticamente.
Antes de que el chico pudiera replicar nada, Melissa ya se había encerrado en la habitación de nuevo. Con la espalda apoyada en la puerta, la joven observó a su pequeño beichog. Luego miró hacia la cama donde había dormido Crad y se encaminó hacia ella. Se tiró sobre esta y apoyó su brazo sobre el alféizar de la ventana sin cristal, sujetando al cachorro a su lado para que pudiera ver él también cómo amanecía un nuevo día.
Las gentes de Rihem salían a la calle y comenzaban a abrir ventanas y puestos de trabajo, provocando que la ciudad se asemejase a una flor saliendo del capullo. Aunque Melissa ya llevaba varios días en aquel extraño y anticuado mundo, todavía le resultaba extraño observar las insólitas costumbres de sus habitantes. Era como estar en una película del medievo con un punto de las del oeste. Era... difícil de explicar.
Una persona salió de la casa donde se encontraba. Melissa lo reconoció por los rizos castaños que adornaban su cabellera. Decidido y valiente, se adentró en la procesión de gente que iba a hacer las compras matutinas, y se dirigió calle abajo. La joven lo siguió con la mirada desde su ventana. Vio que se encaminaba hacia los límites de Rihem, y que se adentraba en la pequeña arboleda que allí había. Cuando desapareció por entre la vegetación, la cabeza de Melissa comenzó a funcionar con rapidez, originando ideas descabelladas. Sonriente, se alejó de la ventana y dejó al animal sobre la cama. Este enseguida se puso panza arriba para que la joven le acariciara.
¿Qué me dices, bichejo? ¿Crees que debería ir a pasear un rato?
El animal se incorporó y saltó de la cama. Corrió hasta la ropa de Melissa, mordió una bota y la arrastró hacia ella, la cual se sorprendió.
Vale, cogí el mensaje —rió mientras posaba los pies en el suelo y se agachaba para acariciar al beichog—. Eres un animal listo, bichejo.
Este aulló en respuesta mientras movía la cola de un lado hacia otro, contento, lo que hizo que a Melissa le recordase a un perro.
Sí, creo que te llamaré Bichejo.
Alguien llamó a la puerta dos veces.
¿Melissa? —preguntó una voz al otro lado.
Sí —respondió levantándose y estirándose la camisa al reconocer que era Guedy.
¿Crad acaba de salir?
Melissa sonrió al hecho de que le llamase Crad. Mientras cenaban, ella lo había hecho, y obviamente, el chico se había enfadado. Pero a Guedy en cambio le había encantado la abreviatura, y desde entonces lo llamaba así, cosa que aún mosqueaba más a Crad.
Sí, tenía que arreglar unos asuntos de la... Séptima Estrella. —El nombre de la organización le sonó raro diciéndolo ella.
Ah, bien, bien, entonces nada —dijo Guedy—. Pero no ha desayunado...
No pasa nada, Crad es fuerte —sonrió Melissa—. Podrá sobrevivir una mañana sin comer.
Ah, perfecto entonces. ¿Tú quieres bajar ya a desayunar?
Sí, ahora voy.
Al no recibir respuesta alguna al otro lado de la puerta, Melissa dio por sentado que Guedy se había ido. Cogió sus mallas y se las puso deprisa. Desayunaría, y luego iría a dar el paseo.


Syna cavilaba sin descanso, apoyando la mano en un árbol. Hacía rato que estaba en esa posición. Tanto, que Gabrielle comenzaba a preocuparse por ella.
¿Pasa algo?
No los percibo de ninguna forma —murmuró Syna clavando las uñas en la madera del tronco.
¿Percibir? —preguntó Gabrielle, confusa, sentada en el suelo—. ¿A quiénes?
Esa vez la mujer no respondió. Parecía muy concentrada, pero a la vez demasiado ausente, por ello Gabrielle no podía evitar inquietarse. Jugueteaba con las ramitas del suelo, nerviosa, sin saber si debía hablar en aquel momento o no. Al final se decidió.
Syna —dijo, atrayendo su mirada—. Hay algo que quiero preguntarte desde que nos conocimos. —Hizo una pausa antes de hablar de nuevo—: ¿Por qué brillan tus ojos?
Se hizo un pesado silencio solo roto por el susurro de las hojas de los árboles. De repente, Syna giró la cara bruscamente para no mirar a Gabrielle.
No es de tu incumbencia.
La joven se sorprendió ante su respuesta, pues nunca había oído a una Syna tan borde. Sintió que había hecho mal en preguntar, pero algo en su interior la obligaba a insistir. Una fuerza superior a ella. Una fuerza superior a la curiosidad.
Es que es algo... raro. Nunca antes lo había visto, y me llama la atención.
Déjalo —interrumpió secamente, clavando más las uñas en el árbol.
Pero es que es tan... como... mágico.
No.
¡Sí! Es hipnótico. ¿Y naciste ya con los ojos así?
Aquello pareció encender una chispa dentro de Syna. Por segunda vez, Gabrielle la vio mostrando un sentimiento que no fuera frialdad. La mujer volvió la cara hacia ella. Su expresión podía identificarse más como rabia y ansiedad que como enfado. La joven se asustó y se echó un tanto hacia atrás. Se escuchó una serie de crujidos, y el frío helado típico de invierno invadió el ambiente.
Gabrielle miró hacia abajo. Allí estaba. Una lengua de hielo se extendía desde la posición de Syna hasta la de ella. Unos centímetros más y le habría atrapado el pie, el cual lo sentía terriblemente congelado. La joven alzó la cabeza y observó a Syna. Esta parecía sorprendida y... triste.
Gabrielle, yo... —intentó decir.
Una serie de imágenes aterradoras cruzaron la mente de la asustada Gabrielle. Vio una playa oscurecida a causa de la noche y la tormenta. Ella iba en brazos de una mujer que lloraba. Pero no solo estaban ellas dos. Había otra niña pequeña más cogida de la mano de la mujer, pero no conseguía verla desde allí. Casi pudo sentir cómo las gotas de lluvia le cubrían las ropas y cómo el olor a pescado muerto se adentraba en su nariz. Era todo tan real... como un recuerdo olvidado.
Luego se vio a sí misma algo más mayor, en una humilde casa, con una mujer de iguales ojos verdes y cabello castaño, tan semblante a ella. Estaba escribiendo algo en un cuaderno de tapas de cuero. Al ver que la niña la observaba, le sonrió. Gabrielle vio mucha calidez en aquella sonrisa y tuvo ganas de abrazarla. Pero un tremendo golpe la interrumpió. La puerta de la casa se abrió y aparecieron varios guerreros de Gouverón. Las imágenes se volvieron entonces muy borrosas. Ella lloraba y gritaba mamá sin descanso. Las armaduras se interpusieron entre ella y la mujer, obstaculizando su visión. Uno de los guerreros la tomó de la mano y le susurró un lo siento.
La escena volvió a cambiar, confundiendo más a la pobre Gabrielle. Esa vez corría por un camino, oyendo gritos a su espalda. Saladas lágrimas le recorrían las mejillas, pero ella intentaba enfocar la vista y dejar de llorar. Se metió por un lugar lleno de grandes rocas, y se ocultó entre ellas como pudo. De repente, chocó contra alguien. Gritó, pero ese alguien le cubrió la boca con una mano y cogiéndola en brazos se la llevó de allí. Gabrielle quiso recordar su cara, pero no lo logró. Una luz la cegó, y lo último que recordó fue un color: el dorado. El mismo dorado brillante que bañaba el iris de Syna siempre.
Al fin volvió a la realidad. Tardó unos segundos en encajar las piezas, pero aun así no lo consiguió. Vio de nuevo el pasillo de hielo, y a una Syna extendiendo una mano temblorosa hacia ella. Gabrielle descubrió entonces que lo había sabido desde un principio, pero algo le había impedido verlo más claramente. En aquel momento todo lo encontraba más obvio, y pudo acusarla sin temor a equivocarse:
Eres una bruja.
Syna no respondió. Solo bajó la mano y se quedó mirándola. Gabrielle comprendió que había acertado. El terror le invadió la sangre. Tenía miedo. Miedo de Syna. Se levantó temblando, dio media vuelta y corrió. Oyó cómo la bruja gritaba su nombre, pero ella la ignoró y siguió corriendo. Solamente quería huir lejos. Lejos del peligro. Lejos de ella.
La cabeza le dolía terriblemente, y algo en su interior le dijo que se debía a todo lo que había visto en aquel extraño momento. Todo lo que había olvidado, todo lo que había estado buscando, la había golpeado y ella había salido mal parada. Se mareaba, como si acabara de utilizar todas sus fuerzas para romper un duro y grueso muro que se había elevado en su mente hacía años. Se sintió desfallecer, y no se daba cuenta de que había entrado ya en Rihem. Seguía corriendo sin saber hacia dónde iba, y toda la gente de la calle la observaba. Pero a ella no le importaba, mas que nada porque no los veía. Todos los recuerdos que recuperaba seguían cegándola, cayendo sobre ella, provocándole más y más dolor.
Su padre, quien tuvo que abandonar a su madre y a ella para ir a servir a Gouverón como uno de sus guerreros.
Su madre, la que la cuidó durante todos esos años sola, y la que luego fue detenida por Gouverón por razones desconocidas, alejándola de Gabrielle para siempre a sus cuatro años.
Cómo la pequeña huyó a petición de su madre, y cómo se encontró con aquel extraño hombre —que había resultado ser un brujo—, quien le borró la memoria de lo vivido y la dejó tirada en un pueblo hasta que la encontraron y la usaron de criada.
¿Por qué lo recordaba todo justo entonces, cuando Syna había desatado su poder delante de ella? El hechizo se había roto, pero Gabrielle no comprendía la razón. ¿Por qué entonces y no antes?
Tan despistada como estaba, terminó en el suelo, tropezando con algo. Por un momento creyó que alguien le había puesto la zancadilla, pero no volvió la cabeza. Su cabeza le daba vueltas y parecía que iba a estallar. No sabía cómo pararlo, y era consciente de que parecía una loca.
Koren Ladavatt, guerrero del nivel B.
Aquello pareció reavivarla un tanto. Con las manos aún sobre la cabeza, alzó poco a poco la vista. Descubrió que había llegado a la plaza de Rihem, la cual estaba abarrotada de gente. En el centro había un pequeño escenario desmontable, y sobre este, media docena de sillas donde se sentaban hombretones de gruesas armaduras. Uno de ellos era tan parecido a Koren, que Gabrielle dudó de si se trataba de él. Pero luego observó cómo un muchacho de cabellera rubia subía al escenario, y en cuanto sus ojos se encontraron, supo que se trataba del mismo Koren que ella conocía. Un hombre que hacía tres de él se plantó frente al chico y comenzó a hablar:
Koren Ladavatt, el menor de los Ladavatt, a superado todas las pruebas del nivel B con satisfacción. Así como dictan las normas de los guerreros de Gouverón, se le concede el diploma B, el antepenúltimo título en la escala de poder de los guerreros. —Hizo una pausa, durante la cual ninguno de los presentes pronunció palabra alguna. Un hombre de larga túnica granate se acercó al centro con una especie de mini-cápsula plateada de grabados dorados, la cual colgaba de unas gruesas cadenas. El hombre la alzó sobre la cabeza de Koren, el cual se arrodilló y agachó la cabeza hacia él. Con delicadeza, la cápsula comenzó a zarandearse y un ligero polvo grisáceo cayó sobre Koren—. Como las leyes dictan, los votos deben ser pronunciados por el joven guerrero antes de dar por finalizada la ceremonia —volvió a hablar el hombre del principio.
Yo, Koren Ladavatt —comenzó—, el menor de los Ladavatt, acepto los deberes de un guerrero de Gouverón de nivel B. Estaré siempre dispuesto a servir a Gouverón, desde este mismo instante hasta el día que fallezca, tanto en guerra como de forma natural. El honor irá delante de todo lo demás, y no desobedeceré a las autoridades. Siempre fiel a Gouverón, lo seguiré hasta la muerte.
La voz de Koren sonó demasiado monótona. Carecía de emoción, y al parecer, aquello inquietó al hombre que tanto se parecía a él. Aún sentado en su silla, chasqueó la lengua y se removió un poco. Colocó su mano en su barbilla y dejó caer todo el peso de su cabeza sobre esta. Parecía molesto.
El hombre de la extraña cápsula plateada dejó de zarandearla y se retiró unos pasos hacia atrás. El otro varón sonrió y Koren se levantó, pero mantuvo la mirada baja.
Así pues, que los dioses bendigan a este joven guerrero. Y ahora, otorguemos también un honor a su virilidad. —Se volvió hacia el público mostrando sus blancos y perfectos dientes—. Belinya de Sianse, la mediana de los Sianse.
Una dulce muchacha comenzó a subir por las escaleras del escenario improvisado. Se recogía la falda de su vestido color malva con elegancia y seguridad. Unos rizos color miel caían risueños por su espalda, y su rostro aniñado y con ligeras pecas estaba completamente al descubierto, pues le habían recogido todo el cabello de delante con una brillante diadema. A pesar de sus rasgos infantiles, debía tener unos dieciséis años. Se plantó frente a Koren y le extendió una mano. Este la cogió con suma delicadeza, como si temiera romperla, y la besó.
Gabrielle lanzó un respingo al comprenderlo todo. Koren podía entrar ya en el ejército, y luchar contra los rebeldes. Y aquella tal Belinya debía ser su prometida. Su prometida... Claro, todos los chicos de esa misma edad y clase social tenían una bella dama con la que desposarse desde muy jóvenes.
De repente, Koren la miró. Algo en su pecho se agitó, y Gabrielle no supo con seguridad si se debía a los recuerdos que había ido recuperando de golpe o a los ojos del chico. Apartó la cabeza y quiso levantarse, pero notó que las piernas le fallaban. Súbitamente, una mano le aferró el brazo y la levantó del suelo con suavidad y simpatía.
Debería mirar por dónde va, señorita.
Gabrielle se volvió hacia la voz, sobresaltada. Se trataba de un hombre viejo, de grisáceos rizos por encima de los hombros, una capa del mismo color y un sombrero de paja. A la joven no le hizo falta pensar mucho para recordarle.
¡Usted es el que me dio la daga! —exclamó, sin poder evitarlo. Luego se arrepintió, pues una punzada de dolor atacó su sien.
El hombre siseó y colocó uno de sus huesudos dedos en sus labios. Sonrió y alzó un poco la cabeza. Era igual de alto que Gabrielle, pero siempre iba con la mirada puesta en el suelo, aunque estaba completamente ciego.
Siento que todavía la conservas —dijo el mendigo, para sorpresa de la joven—. Me alegro de que así sea. Cuidala bien, pues es algo muy importante.
Gabrielle repitió la primera palabra en su mente. Siento, siento, siento... Nada de veo, si no siento. Vale, estaba ciego, ¿pero cómo podía sentir la daga? No se atrevió a preguntárselo, ya que él se bajó la solapa de su sombrero de paja, dio media vuelta y se fue.
¡Un aplauso para el joven guerrero Koren Ladavatt!
La gente obedeció con energía, y el dolor en el pecho de Gabrielle aumentó. Frustrada, se apartó el mechón de pelo que le caía sobre los ojos y se alejó de la plaza, sabiendo que los ojos verdes de alguien estaban pegados a su nuca.



*  *  *

Anotación de la autora:
¿Me lo parece a mí o los últimos diálogos están más pequeños? Nunca me había pasado, pero sé que a otros bloggeros sí ._. ¿Alguien sabe a qué se debe y cómo solucionarlo? (Antes de que me lo sugiráis: sí, he mirado que toda la letra esté en el mismo tamaño).

8 comentarios:

  1. *Llorando desconsolada en un rincón*
    NO PUEDE SERRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR
    MI POBRE GABRIELLEEEEEEEEEEEEEEE T_______T
    Syna es una bruja. Vale, eso ya lo sabía XDDD
    ¡Pero no te vayas! ¡Que volverás a estar sola! D:
    Awwww, agh aagh aghhh la mujer en las celdas es la madre, fiiiiiiiiijo T^T
    QUE TRISTE ES TODO ESTO POR DIOSSSSSSSSSSSSSSSS.
    Primero la madre encerrada en las celdas.
    Gabrielle y su pasado que me han hecho gruñirle de tristeza (?) a la pantalla. Y ahora escapa de Syna después de tanto recuerdo horrible y se encuentra con que el amor de su vida (¡¡¡ES EL AMOR DE SU VIDA!!!! D:) acaba de ser nombrado guerrero del enemigo y se va a casar con otra.

    JO-DER.

    GABRIELLEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE T________T
    No te preocupes, ¿vale? Todo va a estar bien, ¿sí? ¡¡¡TODO VA A ESTAR BIEN!!! D:

    =w= Melissa me cae bien, pero sigo sin verla con Crad, lo siento. Ahora tampoco veo a Crad con Syna XDDD LO VEO CON ELYBEL <33
    Ñaña, primer capítulo donde se ve que a Melissa le gusta Crad e_é Bueno, me caen bien los dos y tal, pero no como pareja u_u Aunque no odiaré la pareja, tranquila, será más bien indiferencia XD

    KOREN ESTABA MIRANDO A GABRIELLE.
    OHDIOSMÍO.
    KOREN KOREN KOREEEEEEEEEEEEEEEEEEEN <333
    Claro que tú no querías decir esos horribles votos, tú eres bueno ;_; ¡¡y no amas a la COSA DEL PANTANO!! ¡¡¡NO LA AMAS!!! Sigue a tu corazóoon~~ XDDDDDDDDDDD
    NO, EN SERIO T_T Tú sabes lo que quieres Koren, y si en medio de una ceremonia con tu preciosa y rica prometida comiendo de tu mano estás mirando fijamente a una chica tirada en el suelo en medio de tanta gente...ES POR ALGO.
    ¡¡¡¡¡¡¡TÚ SABES DE QUIÉN ESTÁS ENAMORADO!!!!!!!!
    Vamos, esos encuentros vuestros...¡¡¡es el destino!!! T_T

    "Premio a su virilidad" JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
    COMO ME REÍ XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
    Pensé que le iban a dar una revista porno medieval para felicitarlo por ser un macho ibérico o algo JAJAJAJAJAJAJJAJA XDDDDDDD
    Ignora eso último e_é pero pensé muy mal vale?XD

    Séh, los diálogos están enanos al final.
    Ni idea de por qué pasa, lo siento U-U

    POR CIERTO, QUE CAPITULO MAS CORTO D:
    ¿¿¿PERO QUE ES ESSSSSSSSTO??? D:

    Ahh, me gusta ese mendigo *-* No preguntes, pero me lo imagino joven aunque sea un anciano. Como Cown, osease, con cabellos y ojos plateados, pero joven y atractivo XDDDDD LOL

    Cuando alguein levantó a Gabrielle del suelo y le dijo lo de señorita pensé que era Crad y me puse a gritar como una loca XDDDDD (No por nada supuestamente amoroso, si no por el encuentro entre esos 2 personajes *O*)

    ¡¡¡¡¡KOREN, TÚ AMAS A GABRIELLE!!!!!!
    Bien, todo dicho por hoy 8D

    TE ADORO MUCHO CORZA ;_; Pero si me pones estas escenas meido Korielle tristonas me siento deprimida y romanticona a la vez XDDD
    AMORES IMPOSIBLES <3
    Creo que Chelsea debería hablar con Gabry e intentar animarla ;_;

    Att;
    Fundadora y Fan Nº1 de KORIELLE<3 (KorenxGabrielle), Syna for President!, CRALY<3 (CradxEly) y ¡A la hoguera con la cosa del pantano (Inya)!

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    1. JAJJAJAJJAJAJAJAJAJJAJA XDDDDD Okey, me gusta que te haya dado penita :D
      Sí, claro. Syna una bruja. JÁ. ¿Acaso crees que voy a desvelar las cosas así tan rápido y sin emoción? JÁ. Os he engañado como una bellaca. MUAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA me encanta engañaros :') (No estoy de coña, Syna no es exactamente una bruja xD).
      No me había dado cuenta de la desgracia de Gabrielle hasta que has dicho todo eso xDD Ahora la veo con una depresión enorme comiendo helado a cucharadas T^T
      Claro que sí, todo estará bien :D (mentira, nunca estará bien :D).
      Puedes odiar a quien quieras xDDD Yo odio a July por ejemplo T^T Y a Juliett. Aunque a veces son monos, pero no sé...
      LOL me encanta desesperarte XDDDDDDD

      PUAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJAJAJJAJAJAJJAJJJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJJJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJJJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJJJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJJJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJJJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJJJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJ *MUERTA*
      REVISTA PORNO MEDIEVAL POR SER UN MACHO IBÉRICO XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD ÉPICO, GABY, ÉPICO XDDDDDDDDDDDDDDD

      NO es corto T_T 6 páginas y media D': (Sí, sé que tú los haces de 11, y me encanta <33 Pero yo no puedo D:).

      Joven aunque sea anciano... Hmmmmm, me gusta tu teoría :')
      ¿Crad y Gabrielle? Nunca había imaginado su encuentro, la verdad, pero me has dado una idea xDD

      Jo, ya tenía ganitas de poner escenas romanticonas tristonas T^T Y más tristeza que va a haber de aquí en adelante :D El pasado de los personajes se descubre è.é

      YO TAMBIÉN TE ADORO GUISANTE <3 *-*

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  2. Pobre Gabrielle!!!! TT.TT

    Weee, en este capítulo he llegado a tiempo! xD

    Como siempre, me ha parecido estupendo y genialísimo! jajaja *-*

    1º: O.O Esa mujer es la mamá de Gabrielle!? bueno, eso parece, tendré que esperar para saberlo con certeza ^.^ Pero pobre, ¿quién es su hermana? ¿¿¿QUIÉN??? Me muero con tanta intriga!!! U.U

    2º: Cradwrajan *mirándole seriamente* ¿cómo DEMONIOS se te ocurre irte sin Mel? :O Jo, yo quería que estuvieran juntos Y.Y Y se enamoraran ^-^ Love is in the air (8) <3
    Pero bueno, primero se va Ely (aún lloro su pérdida (aunque no esté muerta xD) T.T) y después Crad, ¿PERO ESTO QUÉ ES? O.o Jajajaja xD
    Bueno tú, todopoderosa Ana *hace una reverencia* sabrás el por qué de estos sucesos >.<

    3º: Syna!!! ¿Sabes que me encantan las brujas? De pequeña siemrpe me disfrazaba de bruja ^-^ Ya me lo esperaba, pero saberlo de seguro es genial :DDD
    Gabrielle se asustó D: Oiiii, pobre, habrá pensado que Syna la iba a convertir en cubitos de hielo U.u (y es probable que lo hiciera sin querer xD) Y encima después de ese mal trago va a y ve a esa Zo*** de Inya (la muy asdpihjpivhh ¬___¬) ahí, toda tan mona *odio aumentando* prometiéndose con el precioso Koren Ó.Ò Si es que me da una penita DD: En el próximo capítulo tiene que pasar algo que compense este mal trago, eh? ¬.¬

    Bueno, a pesar de estas minucias, me ha encantado =D
    Espero el siguienteeeee! ;)(Pronto)

    Un beso! (K) <333

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    1. Owww Makeup<33

      1º: Jajajajjaja eso parece, pero yo de momento no diré que sí a nada ^-^ Su hermana se conocerá en el segundo libro e_e
      2º: Todo el mundo se va de aventuritas y dejan a Mel sola la pobre :/ Pero bueno, ya se verá qué pasa con todo eso ;D Cierto, todo tiene un por qué razonable.
      3º: JAJAJAJJAJAJAJAJAJJAJA XDDDDD Todas dais por hecho que Syna es una bruja, y me extraña que ninguna haya sospechado algo xD Pero mejor así *-* ¿Siempre te disfrazabas de bruja? *O* ¡¡A MÍ TAMBIÉN ME ENCANTAN LAS BRUJAS DESDE PEQUEÑA!! Pero nunca me disfracé de ninguna :'( Soy una desgraciada...
      LOL cubitos de hielo xDDD Cuánto amor siente la gente por Inya<3 Me encanta. ¿Compensar? ¿Qué es eso? Yo soy maso, me encanta el sufrimiento :'D

      MUCHAS GRACIAAAS<33
      El siguiente no sé cuándo estará porque aún no he podido escribir NADA T_T

      Un beso!!<33

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  3. Naoual al habla :
    Meeeeeeeeeeeeeeee encantaaaaaaaaaaaaa ¡¡¡¡¡¡¡¡ woww aah tengo teoriaaas jijiji ya un dia por privado te dire que pienso , porque puede que haya atado muy bien los cabos jajajajaj ^^ koreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen juuuuuuuuuu como puede besar a esa niña ¬¬ ... puaaj pues vayaaa gusto ¬¬ lose lose juzgo antes de conocer ala chica pero no ¬¬ Gabrielle es mejor ¬¬ muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho mejor pero bueno es se lo pierde (queee no ¡ni se lo ocurra que corraa por ella) aunqueee ¬¬ ay algo que me molesta es de gouveron ¬¬ es un malvado pero un condenado malvado sexy *____________________* CRAD CRAD CRAD CRAD CRAD(8) ( si me estuviera escuchando me raja ajjajajaja ) me encantaaaaaaaaaaaaa:P y Mel tiene que cantarlo un diaa pa molestarlo jajajaa esos dos me encantaan como pareja (lose diras todavia no lo son ¬¬ yyo te dire agua parejas ¬¬ yo estoy pensando ya el futuro y shh no me agues mas jajaja)
    am que mas que mas , syna (L)(L) la adoro ¡ y la mujer de la celdaa ya se quienees lalalalalala (quelista¡¡)
    bueeeeeeeeeeeeeeno que graciassss por tomarte este tiempoo y subir estos capitolazooos que alegraaaann mujeer, jajaja un besazoooooooooooooooooooooooooooooo Ana ^^ espero que hayas empezado muuy bien las clases :)

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    1. MEEEEEEEEEEEEE ALEGROOOOOOOOOOOOOO *______* <3 <3 <3 <3
      YO QUIERO LEER ESAS TEORÍAS T^T ¡CUÉNTAMELAS YA! :'D
      BESAR? Ah, en la mano. Sí, en la mano sí xD Pues mira, quién sabe lo que se le está pasando por la cabeza e_e AJAJAJAJJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJJAJA qué cambios de humor tienes :')) ¿GOUVERÓN UN MALVADO SEXY? XDDDDDDDDDDDDDDDD
      PUAJAJAJAJJAAJJAJA CRAD QUÉ BUENO :'D ¿Cantarlo? Hmmmm, ¡no es mala idea! è.é
      Todavía no lo son :D
      ¡¿QUIÉN ES LA MUJER DE LA CELDA?! ¡DILO!

      AIIIIIX, GRACIAS A TI POR COMENTAR <33 *^* A mí me alegráis vosotras :'D
      ¡BESOOOOOOOOOOOOOOS!<333
      Ñej, no mucho, pero bueno, gracias :D <3

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  4. Dios !!!!!! alfin me puse al dia ajajajajaj que me ha costado pero he llegado xD

    Hber 1º...quiero a Crad y Melisa juntosssssssssssss juntos juntos juntos, un beso , mas escenas como las del arcon y eso jajajajaj me encantan, lo adoro y nada de la elfa esa .......por favor le deja un mechon de pelo...y el se lo guarda, se lo guarda !!!!!!!!! No la quiero ¬¬ que no se acerq mas a Crad.....

    2º... tema de Grabiella y Koren, como me ha gustada el final, ay sus mirada se encuentran y eso jajajajaque moooooonooooos... aunque que decirte, prefiero a Crad antes que a Koren, pero las peleas entre Koren y Gabriella me encantan jajajajaj contacto contacto jajajajaj

    3º la mujer encarcelada...... no me digas que Gabriella y Melisa van a ser hermanas ?¿?¿ tiene toda la pinta jjajaja

    y 4º...por dios deja de sacarme tantos personajes misterioso que me tienes locaaaaaaaaaaaa, me muero por que se aten todos los cabos ajajjaja

    No tardes en subir !!!
    un beso :)

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    1. Uiiiiijjii *-* ME ALEGRO DE QUE TE GUSTE LA HISTORIA <3 <3 <3

      1º- Qué presión les metes a los pobres. ¡Pero si lo del mechón de pelo fue muy bonito! *^* Al menos para mí... (oh, claro Ana, es OBVIO que para ti fue bonito ¬¬). Jajajjajajaja, bueno, ahora estarán lejos, así que acercarse mucho no podrá xD
      2º- ¡PREFIERES A CRAD ANTES QUE A KOREN! *___* Contacto contacto... PUAAAJAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJ qué mal suena, por dios :'D
      3º- Jujujujujuju quién sabe ê_ê (La verdad es que eres la primera que me dice eso xD).
      4º- LO SIENTO D: Es que soy muy desordenada u_u Intentaré arreglarlo todo como pueda... :/

      Ya está subido (a buenas horas respondo tu comentario, lo sé u_u)

      ¡BESOS!<3

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Muchísimas gracias por tu comentario :)